Las personas que comen por estrés suelen experimentar una pérdida de apetito real y buscan refugio en la comida como una forma de consuelo emocional. En estos casos, no eligen alimentos saludables, sino opciones menos nutritivas que brindan una sensación de alivio momentáneo, pero que no solucionan el problema subyacente.
Recurrir a la comida o bebida para manejar el estrés indica un descontrol en el apetito. Este hábito lleva a consumir en exceso, lo que puede provocar aumento de peso y sus consecuencias, como problemas de salud asociados a la obesidad, incluyendo enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Este comportamiento, conocido como hambre emocional, se caracteriza por el deseo de alimentos poco saludables, especialmente dulces, explica Carlos Apocada, psicólogo nutricional y deportivo de la clínica Nutrium. Según él, en estos casos, la alimentación deja de ser una fuente de nutrición para convertirse en una vía de escape emocional. Comer se transforma en una estrategia para sentirse mejor o incluso evitar enfrentar situaciones difíciles.
Diferencias entre hambre emocional y física
El hambre física surge de forma gradual después de un tiempo sin comer y desaparece al satisfacerla. En cambio, el hambre emocional aparece de manera repentina, no está relacionada con el tiempo transcurrido sin comer y persiste incluso después de sentirse lleno. Además, mientras el hambre física termina con una sensación de saciedad, la emocional suele dejar una sensación de culpa.
Alimentos para aliviar el estrés y reducir el cortisol
El estrés crónico eleva los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que genera un deseo de consumir alimentos calóricos como dulces, helados o frituras. Según Apocada, algunos alimentos ricos en Omega-3, como pescados grasos, nueces y semillas, junto con legumbres, frutas, verduras e infusiones, han demostrado su capacidad para disminuir el cortisol. En general, una dieta saludable contribuye a reducir el estrés y aumentar la serotonina, la hormona del bienestar.
Sin embargo, el psicólogo enfatiza que simplemente consumir alimentos para bajar el cortisol no resuelve la raíz del problema. Es fundamental abordar las causas del estrés mediante técnicas como la relajación, el ejercicio físico, la meditación y cambios en el estilo de vida.
Consejos para evitar comer por estrés
- Identificar los detonantes: Reconocer las situaciones que desencadenan el hambre emocional ayuda a actuar a tiempo. Un diario emocional puede ser una herramienta útil para este propósito.
- Estrategias de manejo: Una vez identificado el proceso, se pueden aplicar varias técnicas:
- Ejercicios de reenfoque atencional.
- Técnicas de respiración.
- Prácticas de atención plena (mindfulness).
- Sustituciones saludables: Tener a mano opciones como frutos secos o agua puede ser útil para enfrentar el hambre emocional. Chicles o alimentos ligeros también pueden ayudar, dependiendo de la persona y la situación.
En última instancia, la clave está en encontrar un equilibrio entre gestionar el estrés y mantener una relación saludable con la comida.