El 20% de los jóvenes no usa preservativo de manera habitual en sus relaciones sexuales, lo que resalta la necesidad de concienciar a este grupo sobre la importancia de protegerse para evitar infecciones que pueden ser muy graves.
En España, muchos jóvenes siguen sin ser plenamente conscientes de los peligros de las infecciones de transmisión sexual (ITS). De acuerdo con el Barómetro Juvenil 2023 de la Fundación Mutua Madrileña y Fad Juventud, el 32% de los jóvenes admite haber tenido relaciones sexuales de riesgo ocasionalmente, mientras que cerca de dos de cada diez (19%) lo hacen con frecuencia.
Estas prácticas aumentan el riesgo de contraer ITS, las cuales, según Álvaro Vives, jefe de la Unidad de ITS de la Fundació Puigvert, han crecido en número, a pesar de la disminución de la transmisión del VIH. Infecciones como la gonorrea, sífilis y clamidia han estado en aumento durante más de una década. Este incremento está vinculado a relaciones sexuales cada vez más tempranas, un mayor número de parejas sexuales y un bajo uso del preservativo entre adolescentes.
Según la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, los jóvenes de 15 a 24 años representan el 10% de la población española, pero las tasas de ITS en este grupo superan esa proporción. Además, Vives menciona que el consumo de alcohol y drogas, así como el uso de aplicaciones para encuentros sexuales, también ha contribuido a este aumento.
Juan Manuel Poyato, urólogo y experto en salud sexual, destaca que muchas ITS no presentan síntomas en las etapas en las que los infectados son más contagiosos, lo que favorece su propagación. En España, las ITS afectan principalmente a hombres de entre 20 y 24 años, aunque se observa un crecimiento preocupante en mujeres jóvenes.
Entre las ITS más comunes, el Virus del Papiloma Humano (VPH) es la más frecuente, afectando a un 40% de las personas que acuden a consultas. Otras infecciones comunes incluyen la gonorrea, sífilis, clamidia, VIH, hepatitis B y ladillas.
Algunas ITS, como el VIH y la hepatitis B, pueden causar daños irreversibles, mientras que otras pueden dejar secuelas como infertilidad, dolor crónico o incluso cáncer. El VPH, por ejemplo, puede llevar al cáncer de cérvix en mujeres y a cánceres de ano, pene y orofaringe en hombres.
El tratamiento de las ITS varía según el tipo de infección. Las infecciones bacterianas, como la clamidia o la gonorrea, se tratan con antibióticos, mientras que las infecciones virales, como el herpes, el VIH o la hepatitis, requieren antivirales. Es fundamental tratar tanto al infectado como a sus parejas sexuales para detener la transmisión.
Dado que muchas ITS no presentan síntomas evidentes, es crucial realizar chequeos regulares y usar preservativo para prevenirlas.