El diagnóstico precoz de las enfermedades reumáticas autoinmunes sistémicas (ERAS) es clave para prevenir daños orgánicos y mejorar la calidad de vida del paciente antes de que sea demasiado tarde. Por ello, los reumatólogos piden más visibilidad y una mayor apuesta por esta especialidad médica.
“Me diagnosticaron un síndrome antifosfolipídico y la verdad es que fue un shock”. “Tengo 10 años y una enfermedad del sistema inmune que se llama dermatomiositis juvenil”. “No concibo lo que es la vida sin que mis enfermedades me acompañen”. Son algunos de los testimonios que dan voz a “Los relatos de la SER”, la última campaña de comunicación de la Sociedad Española de Reumatología (SER). Aunque se hace referencia distintas patologías, todas ellas se cobijan bajo el mismo paraguas: las enfermedades reumáticas autoinmunes sistémicas (ERAS).
El lupus eritematoso sistémico, el síndrome de Sjögren, las vasculitis, la esclerodermia, el síndrome antifosfolipídico… “Por sí solas, hay algunas de estas enfermedades muy infrecuentes, pero si sumamos todas, la prevalencia es considerable”, afirmó José María Pego Reigosa, reumatólogo en el Servicio de Reumatología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo, en la rueda de prensa del VIII Simposio de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas organizado por la SER y celebrado en Mérida el pasado 24 y 25 de febrero. El experto advierte que es fundamental dar visibilidad a estas patologías porque el “diagnóstico y tratamiento temprano van a contribuir a que los pronósticos de nuestros pacientes mejoren”.
En concreto, las ERAS son afecciones de causa desconocida en las que el sistema inmune agrede al propio organismo del paciente y pueden verse afectados diferentes órganos, como los riñones, el corazón, los pulmones o el sistema nervioso, entre otros. Se tratan de enfermedades potencialmente graves, de ahí la importancia de la detección precoz. “Afortunadamente, con la investigación que desde los hospitales aportamos, se van consiguiendo nuevos medicamentos que mejoran las perspectivas de los pacientes: la supervivencia y la calidad de vida. Esto, sumado al mayor conocimiento, nos ayuda a detectar estas enfermedades antes”, explicó Eugenio Chamizo Carmona, jefe de la Unidad de Reumatología del Hospital de Mérida.
Se estima que aproximadamente 11 millones de españoles sufren enfermedades reumáticas, según datos del estudio EPISER. Sagrario Bustabad, presidenta de la SER, recordó que “en la mayoría de los procesos existe una predisposición genética. En concreto, se sabe que intervienen ciertos factores ambientales que permiten que se exprese o no uno o varios genes en un sujeto, determinando o no una enfermedad”. Entre ellos, la especialista destaca el consumo de tabaco, la exposición al sol, ciertas infecciones virales, algunos fármacos, situaciones de estrés vital y otros peor definidos. “Algunos de estos factores pueden también influir en la evolución de la enfermedad, favoreciendo brotes de actividad o condicionando un peor pronóstico”.
La falta de reumatólogos, un problema que enfrentar
Las ERAS podrían ocupar más del 30% de las consultas de los servicios de reumatología. A pesar de la alta prevalencia de estas patologías, el número de reumatólogos no es suficiente. “Se trata de una especialidad joven. Muchas veces nos encontramos con zonas donde hay muy pocos reumatólogos, situación que se va a agravar dentro de poco por las jubilaciones de la generación del baby boom”, lamentó Bustabad, quien destacó que los expertos “queremos un aumento de plazas MIR para que nuestra previsión mejore a medio y largo plazo”.
Asimismo, la presidenta de la SER subrayó que un insuficiente abordaje de las ERAS no solo tiene un impacto económico, también físico y emocional. En la gran mayoría de casos, estas patologías aparecen en personas jóvenes y, si no se tratan a tiempo, pueden afectar para siempre su calidad de vida. “Es fundamental que la población general tenga el nivel suficiente de conocimiento para prestar atención ante determinados síntomas que pueden deberse a enfermedades crónicas”, señaló Pego.
Los expertos indicaron también que estas enfermedades son sistémicas, por lo que pueden afectar a cualquier órgano o pastel del cuerpo. “Esto nos da una idea de que en el manejo y diagnóstico han de intervenir múltiples especialidades. El abordaje multidisciplinar es fundamental y, para ello, debe haber una colaboración con los médicos de Atención Primaria”, expresó Bustabad.
Avances en los últimos años
Gracias a la investigación, los últimos años han sido clave en el avance del conocimiento sobre los mecanismos por los que avanzan estas enfermedades. “Se han realizado de forma colaborativa entre las sociedades médicas de muchos países los criterios de clasificación de estas enfermedades que nos ayudan a diagnosticarlas antes. Intentamos facilitar el acceso de los pacientes a las consultas especializadas”, comentó Chamizo, quien agregó que “el descubrimiento de tratamientos que van dirigidos a dianas concretas mejoran el pronóstico de los pacientes, sobre todo a largo plazo”.
Por su parte, Pego explicó que “los avances más significativos en la actualidad se relacionan con la investigación clínica y terapéutica. La SER cuenta con proyectos estratégicos como son los diferentes registros de ERAS, entre los que destacaría RELESSER (el mayor registro nacional de pacientes con lupus eritematoso sistémico en todo el mundo), cuya aportación al conocimiento científico sobre dicha enfermedad está siendo enorme”.
Además, destacó el avance en la investigación terapéutica y en el desarrollo de nuevas moléculas que pueden suponer una mejora significativa en el tratamiento y pronóstico de los pacientes. “Una gran cantidad de ensayos en fase 2 ya han dado buenos resultados y el número de ensayos en fase 3 es creciente con resultados favorables en varios casos. Por ello, cabría calificar esta época como ‘un momento dulce en el campo del desarrollo de nuevas terapias para las EAS’”.
El especialista concluyó que “cada vez hay más propuestas de participación en ensayos clínicos en enfermedades como el lupus y el síndrome de Sjögren, pero también de otras como la esclerodermia o las miopatías inflamatorias idiopáticas”.
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