Después de ganar el Premio Nobel de Física por sus aportes sobre el efecto fotoeléctrico, Albert Einstein viajó a Japón en 1922. Alojado en un hotel de Tokio, el físico recibió un paquete y buscó recompensar al mensajero, aunque no encontró monedas.
Fue así que agarró una hoja, hizo dos notas y se las obsequió al hombre. Le dijo que las guardara un tiempo porque seguramente algún día tendrían valor. En ambas reflexiones, Einstein habla de la felicidad y de la vida misma. Las notas están escritas en alemán.
“Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica.
“Donde hay una voluntad, hay un camino».
Esas notas simples fechadas en 1922 fueron vendidas el año pasado por un millón y medio de dólares en una casa de subastas en Jerusalén. El alto precio que se pagó por ellas sorprendió a los vendedores y al resto del mundo.
Pero este genio durante su vida también dejó otras frases brillantes.
“La mente es como un paracaídas. Sólo funciona si la tenemos abierta“.
«La imaginación es más importante que el conocimiento»
«Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados».
«Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad».
Con sus revolucionarias publicaciones (las más destacadas fueron la «Teoría Especial de la Relatividad» de 1905 y la «Teoría General de la Relatividad» de 1915), Einstein generó que el mundo científico se dividiera entre seguidores y detractores de sus trabajos. Polémica que lo acompañó hasta su muerte en 1955, a los 76 años. Fuente
