Empieza primero por el dermatólogo. Pero ojo, el diván puede ser tu nueva mejor arma contra el acné
Si ya te las has tenido que ver con los brotes de acné, seguro que conocerás de sobra el siguiente círculo vicioso: tu piel se descompensa, te pones de los nervios, tu piel empeora y tus emociones se disparan. Es la pescadilla que se muerde la cola, sí, pero también es pura ciencia. Varios estudios recientes han puesto de relieve que las personas con granitos tienen un mayor riesgo de sufrir ansiedad y depresión, y que esto puede provocar brotes (o simplemente empeorar los problemas dermatológicos que ya tengas). Esta reacción se debe a que tu estado emocional y tu piel están relacionados por una sustancia llamada cortisol.
Cuando estás estresada (por cualquier motivo) tu cuerpo produce esta hormona, que le ordena a tu piel que produzca más grasa. «Y más grasa puede atraer más bacterias, lo que crea más acné», explica la dermatóloga Mona Gohara, profesora clínica asociada de la Universidad de Yale (EE.UU). Además, el cortisol también puede causar inflamación y hacer que la piel se enrojezca, lo que podría explicar esos granos que te han salido siempre en época de exámenes.
Cómo controlar los brotes
«Todo esto nos lleva a que tratar tu piel podría ayudar a tu salud mental, y tratar tu salud mental podría ayudar a tu piel», afirma la doctora Amy Wechsler, dermatóloga y psiquiatra de Nueva York. «La terapia puede enseñarte a gestionar mejor el estrés que provocan los granos», comenta tamboén Matt Traube, terapeuta especializado en los aspectos psicológicos de las enfermedades dermatológicas.
Cualquiera puede empezar con el saneamiento de la piel con ejercicios de relajación como la meditación, el yoga, o incluso durmiendo más. Sin embargo, trabajar con un terapeuta puede ayudarte a profundizar en lo que te produce más ansiedad y controlarlo. Esto, a su vez, debería reducir tus niveles de cortisol y, con suerte, evitar las erupciones cutáneas.
El psicólogo puede enseñarte a gestionar mejor el estrés que provoca tener espinillas.
Por supuesto, no siempre es tan fácil. Pero ten en cuenta una cosa: aunque la terapia no solucione tus problemas dermatológicos, seguro que te ayudará con tu salud mental. Y si te ves atrapada pensando en los brotes, esta es una buena forma de volver a centrarte y activar un nuevo ciclo más saludable en el que, aunque tu piel no esté impecable a lo ‘Facetune’ (telita con los filtros), tu mente sí lo estará. Y esto, amiga, puede hacer que el acné sea menos traumático.
Cosmopolitan.com