La vida de Stephen Hawking no fue nada fácil. Tuvo que hacer frente al diagnóstico de una enfermedad mortal a los 21 años que le dejó anclado a una silla de ruedas y con la corta esperanza de vida de dos años.
Sus ganas de superarse día a día y su fortaleza hicieron de esos dos años una vida. Consiguió cambiar los pronósticos de los médicos y revolucionar al mundo con sus descubrimientos. Pero no corrió la misma suerte en el amor. Hawking se enamoró perdidamente de su primera mujer, Jane Wilde, con la que se dió el «sí, quiero» en 1965 y con la que tuvo tres hijos: Lucy, Tim y Robert Hawking.
Pero a medida que su fama como científico se afianzaba, su matrimonio se marchitaba. Abandanó a su esposa por una de las enfermeras que le cuidaba a diario, Elaine Mason. Y con ella llegaron los verdaderos problemas. Tras casarse en 1995 comenzaron los episodios más turbulentos de la vida del genio que puso al alcance de todos el Universo