El skincare en hombres es igual de necesario que en mujeres. A la hora de su cuidado, hay que tener en cuenta algunas características, como la presencia de barba.
La piel no entiende de género. A pesar de que el skincare o rutina facial es una práctica que se suele asociar con las mujeres, los dermatólogos también aconsejan el cuidado de la piel en los hombres, pues además estos presentan más glándulas sebáceas y de mayor tamaño.
“Los beneficios que obtenemos de utilizar una rutina facial personalizada son fundamentalmente exprimir al máximo los resultados obtenidos en cuanto a transformación de nuestra piel a corto plazo”, destaca Rebeca Bella Navarro, dermatóloga miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Sin embargo, la experta aclara que a largo plazo “se va a preservar íntegra la función del órgano más extenso del cuerpo y que más allá del carácter puramente estético que tiene, realiza funciones esenciales para el organismo”.
Por tanto, la especialista consultada por CuídatePlus apunta que seguir una rutina regular ayudará a:
Mantener la piel limpia, hidratada y en mejor estado.
Prevenir el envejecimiento prematuro y el daño solar acumulado.
Evitar la aparición de manchas solares y arrugas.
Mejorar la apariencia general y la salud de la piel.
Acerca de qué tipo de productos debe utilizar el hombre para mantener un rostro saludable, la dermatóloga señala los siguientes:
Un limpiador facial de uso diario.
Un protector solar (según la actividad al aire libre que se realice).
Algún producto que regule la mayor producción de grasa que suele presentar la piel masculina.
Exfoliante facial de uso esporádico (una o dos veces por semana) para potenciar los efectos de la rutina básica.
Cuidados según el tipo de piel en el hombre
A la hora de pensar en qué crema es mejor en cada caso, Bella aclara que ya no se clasifica según los cánones clásicos de seca, mixta o grasa; sino que se cataloga en función de su idoneidad o no. “Es decir, analizando las distintas funciones de la piel, determinamos si se encuentra ‘enferma’ (hay alguna alteración, como un exceso de grasa) o sana (y de ahí, se puede subir un escalón para embellecerla)”, detalla la especialista. Para ilustrar mejor esta idea alude a la piel del bebé, que, salvo situaciones concretas, no requiere de ningún cuidado especial ya que es un órgano capaz de autoabastecerse sin ayuda externa.
“El problema es que la piel adulta, al igual que ocurre con otros órganos del cuerpo, va generando una insuficiencia que provoca déficits y carencias que debemos paliar con el uso de la cosmética facial. Así, resulta absurdo simplificar los cuidados en dichas categorías, sino que lo correcto sería establecer los cuidados necesarios en función de las necesidades que presente nuestra piel”, agrega la experta.
Como ejemplo, continúa, lo que coloquialmente se interpretaría como una piel seca, probablemente pueda ser debido a una alteración de la función barrera, por lo que el uso de productos con principios activos encaminados a reforzar dicha capacidad serían los adecuados en este tipo de pieles. De igual forma, alguien con un exceso de grasa, puede revelar una hiperfunción de la glándula sebácea y por tanto, deberá completar la rutina con productos de limpieza profunda y control de grasa. “Los productos elegidos deberán ser libres de aceites y podemos considerar añadir alguna loción o tónico astringente de forma ocasional”, expresa.
En cuanto al orden correcto de la skincare, Bella expone que sería el siguiente:
La limpieza de mañana y de noche es el primer paso para preparar la piel y acomodarla antes de seguir con el resto de pasos.
Protector solar, siempre que se vaya a estar expuesto a la radiaciones solares. En este sentido, es importante la aplicación cada dos horas.
El siguiente paso sería usar los transformadores cutáneos, que por su función, se reservan para la noche. Se encargan especialmente de regular la secreción sebácea y suavizar óptimamente el poro (mucho más relevante en la piel masculina que la femenina).
“Si estamos empleando productos muy adaptados a la rutina médica, los resultados pueden llegar a obtenerse en tan solo dos meses tras el inicio de los cuidados”, comenta la experta.
La barba, un elemento a tener en cuenta
En cuanto a la barba, “tenemos que tener en cuenta que las zonas pilosas dificultan en ocasiones la absorción de las cremas, y que, además, si realizamos un rasurado periódico, será una parte sometida a una mayor agresión mecánica que el resto de la piel facial”, señala Bella. Por ello, añade, “tras el afeitado solemos recomendar bálsamos o productos con carácter calmante y regenerador”.
En general, la dermatóloga resume los cuidados de la barba en los siguientes puntos:
Lavado: Usa un jabón/champú adecuado para la barba para mantenerla limpia y suave.
Hidratación: Aplica aceites o bálsamos para mantener la barba hidratada y manejarla fácilmente.
Peinado: Utiliza peines o cepillos de barba para mantenerla ordenada y promover un crecimiento uniforme.
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