El 15% de la población española tendría el azúcar alto. Existen dos razones por las que una persona puede estar en esta situación. En ambos casos es importante tomar medidas para el empeoramiento del paciente.
Muchas personas viven en España con “el azúcar alto”, sin embargo, pocos conocen el riesgo que esto supone si no se toman las medidas adecuadas. Tener el azúcar alto no siempre es sinónimo de diabetes, pero sí es la antesala de esta enfermedad. La buena noticia es que se pueden poner medidas sencillas, sin necesidad de tratamiento, para frenar la progresión y convertir algo puntual en una enfermedad crónica como es la diabetes.
La diabetes es una de las enfermedades más prevalentes en nuestro país. Según datos del estudio Diabetes, en España, un 13,8% de la población vive con esta enfermedad, siendo la diabetes tipo 2 la más frecuente y la que aumenta en el número de diagnósticos.
El problema es que se trata de una enfermedad silenciosa, que suele debutar en la edad adulta y que una de cada dos personas lo desconoce. De hecho, en España, casi un tercio de las personas con diabetes está sin diagnosticar, según datos de la Federación Internacional de Diabetes (FID). Debido al riesgo que esto supone para el desarrollo de otras patologías, entre ellas las enfermedades cardiovasculares, se hace necesario realizar un diagnóstico precoz para poder llevar un control adecuado y minimizar el riesgo.
Como confirma a CuídatePlus Miguel Turégano, secretario de la Junta Directiva Regional de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) Extremadura, efectivamente, “existe un importante infradiagnóstico en la diabetes tipo 2. Tanto es así, que casi un tercio de las personas (concretamente el 30,3%) que viven con diabetes en España no están diagnosticadas y ello provoca un mayor riesgo de complicaciones a corto, medio y largo plazo que reducen la calidad de vida de los pacientes y aumentan los costes sanitarios”.
En opinión de Elsa Fernández Rubio, vocal de la Sociedad Española de Diabetes (SED) y experta del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Cruces, Barakaldo, “este infradiagnóstico se produce, fundamentalmente, por la ausencia de realización de analítica con determinación de la glucosa en poblaciones de riesgo como son pacientes con obesidad, sobrepeso o en cualquier persona a partir de los 45 años”. Por ello,”es preciso concienciar a la población sobre la importancia de realizarse análisis de manera periódica, y con especial importante en aquellas personas con otros factores de riesgo”, señala Turégano.
La diabetes es una enfermedad que va muy ligada a la glucosa. De hecho, en las personas con diabetes hay un exceso de glucosa en sangre (hiperglucemia), ya que no se distribuye de la forma adecuada, lo que da lugar a problemas importantes, a nivel cardiovascular.
Sin embargo, no todo el “azúcar elevado en sangre” es diabetes.
Cuando decimos que tenemos el azúcar alto, explica Turégano, “queremos decir que los niveles de glucosa en sangre (también llamado glucemia) están elevados, ya que el cuerpo no puede producir tanta insulina como para revertir estos niveles de glucosa”.
Tal y como explica, tener una glucemia elevada “puede ocurrir en personas con diabetes, especialmente en aquellos pacientes mal controlados, pero no necesariamente una glucosa en sangre alta implica diabetes”. En este sentido, señala que “es conveniente señalar que puede haber casos de glucemias basales alteradas o prediabetes que también pueden conllevar glucemias elevadas y que no implican per se un diagnóstico de diabetes”.
Así, cuando decimos que una persona tiene el azúcar alto, podemos estar haciendo referencia a dos condiciones, según señala Fernández Rubio:
Diabetes mellitus. Ésta se diagnostica cuando se confirman los niveles altos de azúcar (glucosa en ayunas ³ 126 mg/dl, hemoglobina glicada ³ 6,5% o glucosa tras prueba de sobrecarga oral de glucosa ³ 200 mg/dl) en 2 determinaciones o mediante 2 parámetros diferentes en personas sin síntomas de diabetes. Los síntomas de la diabetes tipo 1 serían: orinar mucho, beber mucha agua o bajar peso.
Prediabetes: este término hace referencia a las personas que, sin cumplir los criterios de diabetes, presentan cifras de glucosa (azúcar) superiores a lo normal.
Prediabetes: qué es y cómo sé si la tengo
El término prediabetes hace referencia a un estado intermedio entre la normalidad de la glucosa y la diabetes. Como explica Fernández Rubio, “agrupa aquellas situaciones en las que la glucosa no está tan alta como para que se cumplan los criterios diagnósticos de la diabetes mellitus, pero se encuentran por encima de lo normal”. Según el estudio [email protected] (comentado previamente) en torno a un 14,8% de la población presenta prediabetes (intolerancia a la glucosa, glucemia basal alterada o ambas), “lo que debe incentivarse más aún en la prevención de esta situación clínica”, señala el médico de Semergen.
Según esto, ¿cómo sabemos que tenemos prediabetes? “Mientras que el diagnóstico de la diabetes en personas asintomáticas precisa de dos determinaciones analíticas elevadas”, indica la experta de la SED, “en el caso de la prediabetes, una sola determinación elevada ya se considera diagnóstica de esta situación”.
La definición de prediabetes varía según las guías que consultemos. En general, “en nuestro medio, se considera prediabetes la aparición de una glucemia en ayunas entre 110 y 125 mg/dl, una glucemia tras sobrecarga oral de glucosa entre 140 y 199 mg/dl o una HbA1c entre 6 y 6,4%”.
En cambio, para el diagnóstico de diabetes, los criterios son algo mayores: “Glucemia basal en ayunas igual o superior a 126 mg/dl, glucemia superior a 200 mg/dl a las dos horas de un test de sobrecarga oral de glucosa o HbA1c igual o superior a 6,5%”, apunta Turégano. Para el diagnóstico de diabetes, añade, “se necesitan dos determinaciones en días distintos de cualquiera de estos 3 criterios”.
El azúcar alto ¿se trata?
La prediabetes supone uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de la diabetes mellitus tipo 2, por ello es clave detectarlo y poner medidas que ayuden a evitar la progresión hacia esta enfermedad.
En general, apunta Fernández Rubio, “el tratamiento de la prediabetes va a consistir en cambios en el estilo de vida”:
Modificaciones en la dieta para seguir un patrón de alimentación saludable
Realizar al menos 150 minutos a la semana de ejercicio físico aeróbico
Evitar el tabaco
Evitar el sobrepeso u obesidad).
Con estos cambios, asegura la especialista que “las cifras de glucosa pueden volver a niveles normales”. Sin embargo, “será recomendable continuar con el seguimiento periódico que indique el equipo sanitario dado el riesgo aumentado de diabetes en los casos en los que se ha detectado una prediabetes”.
A nivel farmacológico, informa Turégano, “no es preciso emplear ningún tratamiento” aunque, como señala Fernández Rubio, “en algunos casos, el equipo sanitario puede recomendar el inicio de fármacos para el tratamiento de esta condición”.
Cuidateplus.marca.com