El 40% de los españoles ha recurrido a la medicina estética en alguna ocasión, según datos de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) y el bótox o la toxina bolutínica es uno de los tratamientos más frecuentes. Te contamos qué debes tener en cuenta antes de someterte a una terapia así.
Los retoques estéticos son una posibilidad que se plantea una gran parte de la población. De hecho, el 40% de los españoles ha recurrido a la medicina estética en alguna ocasión, según datos de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). Dentro de este grupo, un 71,8% son mujeres y un 28,3% son hombres. Además, en 2021, se llevaron a cabo aproximadamente 900.000 tratamientos médico‑estéticos. El tratamiento más elegido fue el facial, seguido del corporal y, por último, “otros”, como el hair removal.
En el caso del perfil de pacientes, el público joven adquiere una gran relevancia. Cada vez, los pacientes que asisten a tratamientos estéticos son más jóvenes, muchos de ellos influenciados por las redes sociales. Según explican desde la SEME, al principio, la edad media de personas que recibían un tratamiento era de 35 años, mientras que actualmente uno de los rangos de edad más destacados son los jóvenes de 20 años y el tratamiento estrella es la toxina botulínica.
¿Qué es la toxina botulínica o bótox y para qué sirve? La toxina botulínica es una neurotoxina cuya aplicación más conocida es para la eliminación de arrugas faciales ¿por qué? porque no requiere cirugía, se puede aplicar en cualquier momento, es indolora, sus efectos son inmediatos y muy rara vez produce efectos adversos. En cuanto a las aplicaciones, el bótox se suele usar en el entrecejo, la frente, el perímetro de la boca, a los lados de los ojos y en el cuello.
Como apunta Sara Carrasco, del Grupo de Dermatología Estética y Terapéutica de la Academia Española de Dermatología, el bótox “es un tratamiento muy seguro y cuenta con más de 200 estudios científicos que lo avalan”. Además, tiene muchas aplicaciones ya que “podemos usarla para suavizar arrugas pero también para mejorar la expresividad de la cara”.
Usos más allá de la estética
En el caso de la hiperhidrosis, la toxina botulínica ha demostrado disminuir la sudoración en axilas, palmas de las manos y plantas de los pies. La técnica consiste en infiltrarlo en varios puntos de la zona afectada por la sudoración. Estos efectos suelen durar de 6 a 8 meses, dependiendo de la intensidad del caso.
Otra de las dolencias que sufre un alto porcentaje de la población, es el bruxismo, patología muy frecuente en nuestros días. El bruxismo es una contracción involuntaria de los músculos maseteros que conlleva desde el desgaste de las piezas dentarias, a contracturas en el cuello y cefaleas. Para paliar este problema, se infiltra bótox en ambos músculos maseteros, consiguiendo así que se relajen y mejore la patología.
La rosácea es una enfermedad crónica que afecta a la piel, sobre todo al rostro, y en concreto a las mejillas. Aparece enrojecimiento de la zona y a veces incluso granos e inflamación. Para estos casos, el tratamiento de la rosácea suele ser multifactorial; la toxina botulínica es aplicada en pequeñas inyecciones en la zona, demostrando mejorar la patología notablemente.
Respecto a las cicatrices queloideas, que son cicatrices hipertrofiadas y bastante antiestéticas, el tratamiento suele ser algo más complejo, donde se combinan distintas técnicas, y entre ellas, la infiltración de bótox en la cicatriz.
¿Se puede usar bótox en verano?
En cuanto a la pregunta de si se pueden realizar estos tratamientos en verano por el sol y el calor, la respuesta es sí. Como explica a CuídatePlus el dermatólogo y colaborador Ricardo Ruiz, “aunque exista la posibilidad de que después de estos tratamientos aparezca algún pequeño hematoma, tomar el sol no está contraindicado ya que no tiene por qué dejar mancha residual”.
Esto sí es clave la protección solar. Uno de los cuidados más importantes que necesita la piel después de cualquier tratamiento estético es la protección solar. Según la farmacéutica Rocío Escalante, “la piel está más expuesta a los daños de los rayos solares después de los peelings, de los tratamientos con láser (depilación, y otros tratamientos para eliminar manchas, marcas de acné, arrugas, etc) y de los rellenos con ácido hialurónico, bótox (sobre todo en los días posteriores al tratamiento, si han quedado hematomas). Algunos tratamientos corporales como la carboxiterapia o la mesoterapia corporal pueden dejar pequeños hematomas que también habría que proteger del sol. Por eso es necesario utilizar protección solar alta y de amplio espectro, y ser muy constante en su reaplicación”.
Bótox
Activos que potencian los resultados
Por otro lado, si lo que queremos es potenciar los efectos de los tratamientos, algunas cremas pueden ayudar. Por ejemplo, en el caso de haberte hecho un tratamiento con toxina botulínica (bótox), Gema Pérez Sevilla, cirujana maxilofacial y experta en medicina estética facial, aconseja usar “cremas que lleven péptidos relajantes como el palmitol tripéptido 5 (inhibe la transmisión neuro muscular) o cremas con retinol (estimula la producción de colágeno, elastina y matriz extracelular y mejora manchas al limitar la proliferación y el movimiento de melanocitos alterados)”.
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