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Vuelve Jim Carrey: la historia de una estrella que quiso destruir Hollywood

chismo by chismo
17 agosto, 2018
in Nacionales
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Vuelve Jim Carrey: la historia de una estrella que quiso destruir Hollywood

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La fugacidad es una constante en el mundo de Hollywood. De la misma forma que un anónimo puede convertirse en estrella en poco más de lo que dura un fin de semana, muchos son los ejemplos de iconos que quedan reducidos a un pie de página irrelevante.

Pero ese nunca podía haber sido el caso de Brendan Fraser, cuyo hiperactivo semblante reapareció hace unos meses tras años apartado de los focos. Tampoco el de Jim Carrey, que vuelve ahora con una nueva serie en una de las cadenas más prestigiosas del cable norteamericano. Sus rostros están tan pegados a las sonrisas del cine comercial de los 90 que un retorno a las altas lides del mundo del espectáculo siempre es bienvenido por los nostálgicos —y por cualquiera que sepa valorar el talento.

Sobre todo de Carrey, otrora la primera estrella que llegó a cobrar 20 millones de dólares por película, siempre se había esperado un regreso a lo grande. Un comeback de los que entusiasman a las alfombras rojas de Los Ángeles. Lo pedía con vítores la clase alta de Hollywood en los Globos de oro de 2014, cuando Carrey entró en el escenario aplaudido como la leyenda que es: “Tenéis razón. Tenéis razón. No puedo discutíroslo”. Nosotros tampoco.

https://youtu.be/in5yPYqn1KU

 

Carrey volvió a los Globos dos años más tarde. En aquella ocasión, el actor ya lucía la barba que arrastraría durante más de un año hasta su celebrada entrevista con Jimmy Kimmel en la primavera de 2017. Cuando el presentador anunció su llegada, Carrey entró en el plató y se quedó plantado mirando a la audiencia durante más de un minuto hasta que levantó la mano para pedir palabra: “Sólo quería ver qué pasaría si me quedaba así hasta que se cansaran”. Carrey nunca llegó a comprobarlo porque fue su mano la que calmó el entusiasmo de la grada, no el cansancio. El vídeo de esa entrevista acumula más de 8 millones de visualizaciones en YouTube, muy por encima de la media del canal de Kimmel.

Apenas 3 millones menos de visitas tiene otro de los grandes momentos virales de Carrey en el último año. Durante la pasada New York Fashion Week, el actor se dejó pasar por uno de los desfiles y concedió una entrevista teñida de nihilismo: “Quería encontrar la cosa más insignificante a la que poder ir y unirme… Y aquí estoy”.

Las intervenciones de Carrey a veces carecían de sentido, otras de humor, pero todas iban acordes a lo que el actor lleva representando todos estos años. La figura de la estrella que quería llegar a Hollywood para destruirlo. Es algo que dice él mismo en su primera entrevista de portada en años y en la que la periodista de The Hollywood Reporter Lacey Rose repasa con él los altos y bajos más importantes de su carrera. Más en concreto, la razón por la que los flashes dejaron de destellar en sus córneas cada fin de semana de estreno y ahora prefiere la tranquilidad del óleo y el lienzo.

Por qué se alejó de Hollywood
“No me gustaba lo que estaba pasando. Las corporaciones haciéndose con todo y demás. Quizá fue porque me sentí atraído por una salida creativa diferente y me gustaba de verdad el control que me permitía tener la pintura, el no tener a un comité de por medio diciéndome a qué idea debía aspirar para ser atractivo para todos los demográficos”, dice Carrey sobre por qué se ha mantenido tan alejado de Hollywood y el cine de los estudios en los últimos años. “No he vuelto de la misma manera. Ya no creo que sea el pequeño Jim que trata de aguantar colgado de algún lugar en la estratosfera”.

El ascenso de Carrey hasta esa estratosfera no fue ni previsto ni inmediato. El director Judd Apatow cuenta en THR que Carrey era diferente al resto de monologistas que trataban de hacerse un nombre en bares y teatros a finales de los 80: “Algunas veces triunfaba para momentos después pifiarla como nunca antes has visto a alguien pifiarla. Y luego, de alguna forma, encontraba una manera de ganarse a la audiencia de nuevo. Era algo espontáneo, valiente y peligroso. Jim es una de esas personas de las que los cómicos hablan como si estuviera en otra industria distinta al resto de nosotros. Es como cuando una banda de rock normal y corriente habla sobre lo que está haciendo David Bowie”.

Cuando Carrey se hacía un nombre en televisión con personajes de sketches en el programa In Living Color, algunos de sus compañeros se mofaban de él porque estaba rodando una película poco atractiva durante uno de los paréntesis de rodaje del show. Pero la ambición de Carrey con aquel filme risible era diferente a la que ellos creían: “Mi plan no era unirme a Hollywood, sino destruirlo. Coger un martillo gigante y cargarme al actor protagonista clásico y toda su seriedad”.

El inicio del éxito
La película era Ace Ventura, un detective diferente, que apenas le había costado 15 millones de dólares a Warner Bros. y que acabó recaudando más de 100 en todo el mundo. Desde ese momento, Carrey ya iba camino de pulverizar la estratosfera. El contrato que había firmado con New Line para La máscara iba con un sueldo de 450.000 dólares. Para cuando fue a negociar con el mismo estudio por Dos tontos muy tontos, su caché ya era de otro planeta. Le pagaron 7 millones de dólares por aquella película. Las tres fueron taquillazos, pero la fama que iba adscrita a esos triunfos nunca entusiasmó a Carrey.

“Hay cierta ingravidez [en eso de tener tanta fama]”, dice Carrey. “Puedes soñar con ello todo lo que quieras, pero no es hasta que lo consigues que te das cuenta de que no es un sitio demasiado cómodo como para estar mucho tiempo”.

Tampoco ayudó que su relevancia mediática afectara a la vida personal de su hija Jane Carrey. El actor cuenta que los niños formaban un corro en torno a él cada vez que iba a recogerla al colegio: “Pienso en ello y en cómo de terriblemente difícil debió ser para ella encontrarse a sí misma … estando definida por su padre de esa manera”.

“Fuera de [las puertas de mi casa] soy conocido”, añade Carrey al tratar de explicar por qué el mundo por el que se mueve es muy pequeño. “Han hecho experimentos en los que han documentado cómo el resultado de un proyecto cambia cuando lo miras. Si la gente sabe quién soy, me miran y me prestan su atención, ¿cómo no van a cambiar el resultado? ¿cómo no van a cambiar lo que está pasando en esa tienda o en ese restaurante? Lo cambia todo. Cambio la dinámica de una habitación cuando entro en ella”.

 

Aunque el caso que más afectó a Carrey fue el del suicidio de su exnovia Cathriona White en 2015, el único tema de su vida personal sobre el que la periodista tenía vetado preguntar. A los meses del fallecimiento, los familiares de White enfrascaron al actor en una batalla legal para hacerle responsable del suicidio, algo que la prensa rosa cubrió de forma incesante hasta la desestimación del caso el enero pasado.

El comeback
En los últimos años, Carrey sólo se ha visto atraído por el activismo, ya sea apoyando a políticos locales, a causas benéficas alejadas de las cenas de gala hollywoodienses o publicando fotos de sus caricaturas anti-Trump en Twitter; o por jóvenes cineastas con propuestas alejadas de lo que el actor ya ha hecho (y rehecho) en el pasado. Eso sí, su nuevo proyecto para la cadena Showtime tiene otro atractivo mucho más cercano a Carrey.

En Kidding, interpreta a Jeff, un icono televisivo para millones de niños que ahora tiene problemas para congeniar la fama con sus problemas personales. A eso se suma el enorme perfil público con el que no siente ninguna conexión y el hecho de que todo el mundo a su alrededor le impide probar cosas nuevas en su carrera por miedo a que estropee su marca. “Quiero decir, esa persona es Jim”, dice el consejero delegado de Showtime David Nevins. “Me encantó la idea porque [el creador de la serie] Jeff Pickles podía encajar tanto el Jim Carrey grande y tontorrón que amas por Ace Ventura y Dos tontos muy tontos, como el Jim Carrey triste y melancólico de ¡Olvídate de mí!“.

“Siempre estás esperando esa cosa que reconoces en alguna parte de ti mismo. Y la experiencia vital [de este personaje] encajaba”, dice Carrey sobre haber firmado un contrato de cinco años para interpretar a Jeff en Kidding. “He sufrido grandes pérdidas y de alguna manera he terminado en el otro lado, en un lugar en el que puedo mirar a quien sea a los ojos y sentir que estoy en la misma página. Entiendo cómo el río del dolor te puede agarrar en algún punto de tu vida y simplemente estrangularte. […] Pero escucho las voces. Escucho a la gente decir ‘¿por qué [Jim Carrey] no es divertido y ya está?’. Pero eso nunca me interesó. Para mí, este es el experimento de la noche. Si lo disfrutas, genial; si no, también. Habrá uno nuevo mañana”.

Fuente: revistavanityfair.es

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