La plataforma británica ha cambiado el modelo tradicional de la industria pornográfica con una fórmula directa, lucrativa y sin intermediarios
El 97 % son mujeres, frente al 3 % de hombres, mientras que el usuario mayoritario es un varón de entre 25 y 44 años.
Desde su lanzamiento en 2016, OnlyFans ha pasado de ser una red de micromecenazgo más a convertirse en uno de los fenómenos más disruptivos de la industria del entretenimiento para adultos. Con más de 4 millones de creadores y 300 millones de usuarios, ha redefinido la manera de producir, distribuir y consumir contenido sexual en internet.
La clave del éxito de la plataforma radica en su modelo directo: los creadores publican contenido y los usuarios pagan una suscripción mensual para acceder a él. A diferencia de los sitios porno tradicionales, OnlyFans permite una relación más personalizada y exclusiva entre creador y fan, con la opción de comprar contenido adicional o mantener conversaciones privadas.
Durante la pandemia de COVID-19, cuando la industria audiovisual se paralizó, muchas actrices y actores porno recurrieron a OnlyFans como una vía alternativa de ingresos. Tal fue el caso de Carolina Abril, una veterana del cine para adultos que encontró en esta plataforma un refugio financiero cuando todos sus rodajes y eventos fueron cancelados.
Abril no fue la única. Miles de trabajadores del sexo encontraron en OnlyFans un canal que no solo les permitía monetizar su contenido sin intermediarios, sino también tener mayor control sobre su imagen, horarios y condiciones laborales. El contenido sexual dejó de ser producido únicamente por grandes estudios para pasar a los teléfonos móviles de sus protagonistas.
A pesar de que OnlyFans no se define como una plataforma pornográfica, el hecho de no tener censura y ofrecer una interfaz similar a la de Instagram o TikTok, la ha convertido en un espacio propicio para este tipo de contenido. Esto ha despertado recelos en la industria tradicional, que ve en OnlyFans una competencia “desleal” por no estar sometida a las mismas exigencias legales que una productora audiovisual.
El modelo de negocio de la plataforma es sumamente rentable. En su último año fiscal (hasta noviembre de 2023), OnlyFans generó ingresos por 1.300 millones de dólares, con un margen operativo superior al de gigantes como Alphabet o Meta. Su propietario actual, un empresario ucraniano-estadounidense, busca venderla por 8.000 millones de dólares.
Al no estar disponible en las tiendas de aplicaciones de Apple y Google, OnlyFans evita las comisiones que estas cobran, lo que le permite repartir el 80 % de los ingresos directamente a los creadores. En 2023, estos recibieron en conjunto más de 5.300 millones de dólares, cifras que explican el masivo éxodo de profesionales hacia esta plataforma.
Otro factor que ha contribuido a su consolidación es la inversión en seguridad. Aunque no es perfecta, la compañía ha implementado medidas como verificación facial para detectar menores de edad, y la exigencia de documentación oficial para quienes desean abrir cuentas como creadores. Según datos recientes, dos de cada tres solicitudes de nuevas cuentas fueron rechazadas en mayo.
La plataforma también cuenta con cerca de 1.500 empleados encargados de verificar manualmente los contenidos que se publican, lo cual, según su directora ejecutiva Keily Blair, garantiza mayor transparencia. “No hay anonimato en OnlyFans”, afirma, asegurando que el sitio no utiliza algoritmos para amplificar publicaciones, lo que otorga mayor control a los usuarios.
Historias de éxito como la de la cantante Lily Allen, que asegura ganar más con fotos de sus pies en OnlyFans que con su música en Spotify, han hecho aún más visible este fenómeno. O la de Bonnie Blue, trabajadora sexual que alcanzaba ingresos de hasta 250.000 dólares mensuales antes de ser expulsada por una polémica hazaña.
Sin embargo, no todo es brillo. OnlyFans enfrenta desafíos legales, regulatorios y tecnológicos. La inteligencia artificial está generando pornografía hiperrealista de forma gratuita, y países como Suecia están endureciendo las leyes sobre el consumo de contenido sexual personalizado. Además, los proveedores de pago podrían imponer restricciones severas.
En Reino Unido, la plataforma ya fue multada con más de un millón de libras por irregularidades en su verificación de edad. Una revisión reciente sobre el sector advirtió que la competencia por clics está generando contenido cada vez más extremo y perturbador, lo que podría acarrear consecuencias legales y reputacionales.
A pesar de ello, expertos afirman que su valoración actual podría estar muy por debajo de su verdadero potencial. Comparada con empresas como Uber o Airbnb, OnlyFans debería estar valorada en más de 28.000 millones de dólares, lo que hace que su posible venta por 8.000 millones luzca como una ganga para muchos inversionistas.
En resumen, OnlyFans no solo ha cambiado la forma en que se consume contenido sexual en línea, sino que ha dado voz, poder y autonomía económica a millones de creadores. Su futuro dependerá de cómo logre equilibrar la rentabilidad con la regulación, la innovación tecnológica y la presión social.
