Desde sus comienzos a principios de la década de los 80, Madonna siempre ha mantenido una relación controvertida con la religión. Ella fue una de las primeras divas que se atrevió a trufar un espectáculo pop con imágenes sagradas para millones de personas en todo el mundo.
En 1989 se publicó el videoclip de su canción Like a Prayer, en donde mezclaba la sexualidad con las cruces en llamas y hacerlo le supuso muchos problemas, pero también le granjeó millones de fans.
Este año, después de que la Gala MET estuviese dedicada a la religión católica, la diva ha demostrado que, una vez más, ella se había adelantado al resto de los mortales unas cuentas décadas. Allí apareció con el diseñador Jean Paul Gaultier, el creador de su icónico corsé, vestido con hábito de cura.
Y ahora, la reina del pop -con permiso de Britney Spears– ha hecho un cameo en el nuevo videoclip de Ariana Grande. Y viene muy a cuento, porque la canción titulada God Is A Woman vuelve de nuevo sobre la idea de la religión pop.