Con el aumento de las temperaturas, la deshidratación se convierte en un riesgo creciente, y un síntoma poco conocido podría estar llevándote a tomar decisiones equivocadas.
Durante el verano, mantenerse hidratado es más importante que nunca, pero muchas personas desconocen que uno de los síntomas de la deshidratación puede confundirse fácilmente con hambre. Según Mireia Obón-Santacana, profesora colaboradora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), esta señal errónea puede hacer que, en lugar de beber agua, optemos por comer, agravando así la falta de líquidos en el cuerpo.
“El hipotálamo, que regula tanto el hambre como la sed, puede enviar señales similares para ambos impulsos”, explica la experta. Además, en el núcleo accumbens —una región cerebral asociada con el placer y la motivación—, ciertas neuronas se activan de la misma forma ante el deseo de comer o beber, lo que contribuye a la confusión.
Síntomas frecuentes y de alerta
Aunque la sed es el signo más común de deshidratación, hay otros síntomas clave que pueden pasar desapercibidos en sus fases iniciales:
- Boca seca
- Calambres musculares
- Orina oscura o menos frecuente
- Dolor de cabeza
- Irritabilidad o cansancio
En casos más graves, la deshidratación puede causar fiebre, desorientación, taquicardia e incluso desmayos, por lo que es vital prestar atención a las señales del cuerpo.
Cómo prevenir y tratar la deshidratación
La clave para evitar la deshidratación está en la prevención. Beber al menos seis vasos de agua al día, aumentar el consumo en días calurosos o durante la actividad física, y optar por alimentos ricos en agua —como frutas, gazpachos y batidos naturales— son recomendaciones esenciales.
En caso de síntomas leves, lo recomendable es reponer líquidos y electrolitos por vía oral. En situaciones más graves, puede requerirse tratamiento intravenoso.
Los expertos también insisten en vigilar de cerca la hidratación de niños y personas mayores, quienes suelen tener una menor percepción de la sed.