La pandemia de Covid-19 ha tenido un impacto enorme no sólo en la sociedad, sino en cada individuo que la compone. Ha trastocado sectores tan grandes como el económico y hasta el político; sin embargo, hay un tipo de repercusión que pasó de primeras desapercibida y a la que se comienza a dar la importancia que merece. Y es que el coronavirus ha hecho mella sobre la salud mental de miles de españoles, algo que era de esperar, ya que, en mayor o menor medida, esta pandemia ha provocado diferentes experiencias traumáticas.
El confinamiento, la pérdida de seres queridos, la ansiedad provocada por la situación económica, el distanciamiento social y de la familia o incluso las situaciones de estrés y el sobre trabajo que han vivido los sanitarios, han tenido un impacto sobre la salud mental. “Nos ha obligado a enfrentarnos a muchas situaciones complicadas, tenemos la percepción de que estos problemas se adueñan de nuestra vida y no sabemos muy bien cómo gestionarlos”, ha explicado Natalia Moreno, psicóloga clínica con experiencia asistencial en situaciones de crisis, que durante varios años fue directora gerente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT).
Del mismo modo, las problemáticas que venían apareciendo antes de la pandemia, no han disminuido y, además, muchas personas que ya presentaban una patología previa han visto empeorada su enfermedad mental. Como respuesta a esta realidad social, HM Hospitales en Madrid ha decidido poner en marcha la Unidad de Atención Psicológica Personalizada. Un nuevo servicio coordinado por Moreno, que estará presente de forma inicial en los hospitales universitarios HM Puerta del Sur, HM Madrid, en HM Gabinete Velázquez para las terapias individuales y vía online para la terapia grupal.
A raíz de la pandemia, Moreno relata que han tratado dos tipos de pacientes. Aquellos a los que la Covid-19 les ha traído consecuencias por el aislamiento, el cambio de modelo laboral (al teletrabajo) o incluso perder el trabajo. “Estos pacientes presentan cuadros de ansiedad o alteración del estado de ánimo provocados por problemas sociales, con la pareja. En estos casos, la pandemia ha sido un factor precipitante”, ha subrayado la psicóloga.
“Por ejemplo, en el caso de pacientes en los que la Covid-19 ha tenido una influencia directa, los problemas suelen estar más relacionados con el miedo al contagio, la ansiedad ante la incertidumbre, problemas de hipocondría o de estrés postraumático”, ha destacado Moreno.
En el caso de las personas que han perdido a un familiar a causa de la pandemia, la forma de procesar la muerte o la despedida puede derivar en problemas psicológicos según el nivel de aceptación. “En general hemos visto aumentar la demanda de servicio de salud mental en general, es decir, hemos notado un incremento de pacientes. Además, estamos encontrando también un mayor volumen de niños y adolescentes”, ha especificado la especialista.
Aunque el nuevo servicio de atención psicológica personalizada está disponible para todo tipo de pacientes, la unidad ha detectado una mayor prevalencia en mujeres de 18 a 46 años con un cuadro de ansiedad relacionado directamente con la pandemia. De hecho, un estudio elaborado por la Confederación Española de Salud Mental en 2021, revela que durante los meses más duros de esta crisis sanitaria, la prevalencia de la ansiedad en mujeres ha sido del 33% y en el caso de la depresión, ha llegado hasta el 28%. Una tendencia que también confirma el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que evidencia que más del doble de las personas que han acudido a estos servicios de salud mental, son mujeres.
Uno de los colectivos más afectados por la pandemia ha sido el de los profesionales sanitarios, que han estado expuestos con una mayor intensidad, duración y frecuencia al virus. El aumento de la demanda asistencial ha provocado estrés, nerviosismo e irritabilidad, sumado al miedo a enfermar y contagiar a sus seres queridos.
Lo primero que tiene lugar cuando un paciente acude a este servicio de atención sanitaria de salud mental, es una evaluación detallada con el objetivo de saber cuáles son los factores de riesgo. “Hay que tener claro que por desgracia no podemos intervenir en muchos factores, si un familiar ha fallecido esta situación no es reversible. Por eso incidimos en los factores de protección o de mantenimiento”, ha detallado Moreno.
La intervención del paciente está guiada por una terapia de corte cognitivo conductual y comienza analizando los factores que están haciendo que el problema se mantenga en el tiempo. Después, se le explica cuál es el problema y cuáles son los pasos a seguir para intentar manejar o controlar esa problemática. “Intentamos cambiar la tendencia de pensamiento del paciente. Por ejemplo, incidimos sobre las anticipaciones cognitivas de situaciones futuras negativas que todavía no han ocurrido, como la pérdida del empleo o el contagio y fallecimiento de un familiar por coronavirus. Estas generan unas respuestas de ansiedad enormes por algo que el propio paciente no tiene el control y no sabe si sucederá a ciencia cierta”, ha explicado la psicóloga.
La especialista también se refiere a tendencias de pensamiento más dicotómicas, es decir, extremistas. Tendencias a fijarse solo en lo negativo y centrarse en que todo va a salir mal, algo que genera una sintomatología depresiva.
Desde estos centros también trabajan desde un prisma más emocional y conductual, cambiando los hábitos negativos para el paciente. “Por ejemplo, en el caso de un trastorno hipocondriaco en el que la persona cree que padece o que puede padecer una enfermedad, hay determinadas conductas que incrementan ese trastorno. Mirar en internet, acudir al médico o reasegurarse de forma constante si está bien o mal, son los hábitos sobre los que vamos a incidir para que poco a poco vayan despareciendo”, ha añadido Moreno.