Con la llegada del calor y las altas temperaturas, el riesgo de deshidratación se eleva, aunque esta condición puede presentarse en cualquier época del año. Aunque la sed suele ser el primer signo de alerta, los expertos advierten sobre un síntoma poco conocido que puede llevarnos a tomar decisiones equivocadas: la sensación de hambre.
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más líquidos de los que ingiere, lo que puede deberse a diversas causas como vómitos, diarrea, sudoración excesiva, insuficiencia renal o la ingesta insuficiente de agua. Si no se trata a tiempo, puede derivar en complicaciones graves, incluso potencialmente mortales.
Síntomas comunes de la deshidratación
En sus primeras fases, la deshidratación puede manifestarse con:
- Boca seca
- Piel seca, especialmente en axilas
- Calambres musculares
- Orina escasa y de color oscuro
- Dolor de cabeza
- Irritabilidad
- Debilidad inexplicable
- Dificultad para dormir
- Ojos hundidos
En casos más avanzados, pueden aparecer síntomas más severos como taquicardia, fiebre, confusión, vómitos persistentes o incluso pérdida del conocimiento.
¿Tienes hambre o solo necesitas agua?
Uno de los síntomas menos conocidos de la deshidratación leve es la falsa sensación de hambre. Según la profesora Mireia Obón-Santacana, de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), esta confusión se debe a cómo procesa el cerebro las señales de necesidad. Tanto el hambre como la sed se regulan desde el hipotálamo y activan regiones similares del cerebro asociadas al placer y la motivación, como el núcleo accumbens.
Esto puede llevar a que, ante una necesidad de hidratación, la persona sienta deseos de comer en lugar de beber agua, lo que puede empeorar la situación al no atender la causa real del malestar.
Cómo prevenir y tratar la deshidratación
La manera más efectiva de tratar la deshidratación es reponer tanto agua como electrolitos, preferiblemente por vía oral. En casos severos, puede ser necesario administrar líquidos por vía intravenosa.
Para prevenirla:
- Bebe al menos 6 vasos de agua al día, más en días calurosos o al hacer ejercicio.
- Incluye frutas, batidos y platos como gazpachos en tu dieta.
- Evita el alcohol, los snacks salados, los ultraprocesados y las bebidas azucaradas, ya que favorecen la pérdida de líquidos.
- Presta especial atención a la hidratación de niños y adultos mayores.
Detectar a tiempo los signos de deshidratación, incluso los más inesperados como la falsa sensación de hambre, puede evitar complicaciones y mejorar tu bienestar en los días de más calor.