¿Alguna vez te has preguntado para qué sirve ese diminuto agujero en la parte inferior de muchos candados? Aunque pueda parecer un simple detalle estético, lo cierto es que tiene funciones cruciales que garantizan el buen funcionamiento y la durabilidad de estos dispositivos de seguridad.
Expertos en cerrajería explican que este pequeño orificio cumple principalmente con tres propósitos técnicos: drenaje, mantenimiento y desbloqueo de emergencia.
La función más conocida es la de drenaje. Cuando un candado se expone al agua —ya sea por lluvia, humedad o limpieza—, este agujero permite que el líquido salga del interior, evitando que se acumule y provoque óxido o daños en el mecanismo.
Además, el agujerito sirve como vía de acceso para aplicar lubricantes especiales, lo que resulta esencial para mantener las piezas móviles funcionando correctamente, especialmente en ambientes donde el polvo, el óxido o los cambios extremos de temperatura pueden afectar su desempeño.
En algunos modelos avanzados, este orificio también puede permitir el desbloqueo técnico mediante el uso de una herramienta o llave especial, en caso de emergencia o cuando la llave original se extravía.
En resumen, lo que a simple vista podría parecer un detalle menor, en realidad es una ingeniosa solución de diseño que protege, prolonga la vida útil del candado y facilita su mantenimiento.