Ni el aspecto físico, ni las ideas políticas, ni el hecho de tener gustos parecidos. Un nuevo estudio concluye que todo depende del tono, volumen y rapidez con la que hablamos
Cuando quedamos con alguien que nos gusta (o que todavía no conocemos salvo por alguna foto), todo vale para intentar que la atracción sea recíproca. Escogemos la mejor combinación de ropa para entrarle inmediatamente por los ojos, nuestro mejor peinado o el maquillaje que más nos favorece. De hecho, seguramente hasta reproduzcamos coletillas verbales que creemos que pueden ser útiles para añadir ritmo a la conversación o resultar interesantes.
Frases hechas, relatos de nuestra vida privada, sentimental y laboral hasta la fecha, alguna sonrisa sexy… todo eso está demodé. Lo que verdaderamente importa es el tono de voz que escogemos para referirnos a nuestro interlocutor, el cual puede provocar que caigan a tus pies. ¿Cómo? Un nuevo estudio publicado en ‘The Journal of the Acoustical Society of America’ reveló que la clave para gustar a una chica siendo hombre pasa por hablar bajito, o lo que es lo mismo, en murmullos. Lo más curioso es que con ellas sucede al contrario; tienden a fijarse más en hombres que hablen más alto.
El murmullo, según los investigadores, representa una «cualidad intrínsecamente masculina» muy valorada entre las mujeres heterosexuales
Un equipo de investigadores de la Universidad de Utah grabó las voces de 42 sujetos mientras realizaban varios ejercicios de voz. Luego, reunieron a varias personas para escuchar las grabaciones, clasificando cada una según su atractivo. Los científicos se centraron en lo que se denomina «área del espacio vocal» («wovel space area» en inglés), una forma de medir la claridad con la que alguien habla, la cual aumenta a medida que se vuelve más comprensible, y está relacionado con el nivel de rapidez y volumen con el que pronunciamos las vocales. «Marca la distancia acústica de las vocales en el habla de una persona», explica Sarah Hargus Ferguson, doctora y principal autora del estudio, en declaraciones recogidas por ‘Best Life’. «Cuando más pequeño es el espacio vocal de un hablante, las vocales son menos distintas entre sí».
Las ventajas de hablar mal y bajito
Curiosamente, descubrieron que los hombres que murmuraban y hablaban de manera menos inteligible tenían más probabilidades de ser considerados atractivos por las oyentes femeninas. En cambio, con ellos pasa al contrario: encuentran mucho más atractiva a una mujer si habla claro y alto que si lo hace entre leves susurros. Evidentemente, estas son solo meras hipótesis que han sido probadas en una muestra pequeña de sujetos y que tampoco podrían aplicarse a España, ya que la lengua y la forma de hablar es diferente de la inglesa.
Una de las teorías que barajan los investigadores tras analizar los resultados es que esta preferencia por el murmullo por parte de las mujeres es que hablar de manera menos clara o profunda representa una «cualidad intrínsecamente masculina», según las teorías del dimorfismo sexual que establecen diferencias claras en la fisiología de los seres humanos una vez llegan a la pubertad por la acción de las hormonas.
«La falta de claridad en el habla puede haber sido indicio de enfermedad para nuestros antepasados», sospecha el coautor del estudio
«No pudimos encontrar trabajos previos que investigaran si existe un vínculo real entre el atractivo percibido y la claridad general de la articulación vocal», reconoce Daniel Stehr, doctor de la Universidad de California-Irvine y también coautor del estudio.»Muchos logopedas alentarían a las personas a reducir la velocidad y hablar con cuidado para causar una mejor impresión en su audiencia». Obviamente, si nuestro propósito es generar buena sensación en un entorno profesional, lo mejor es que enunciemos lo que queremos decir alto y claro para que todo el mundo lo entienda. Pero, según este estudio, si queremos llegar a la parte más emocional e irracional de alguien que es mujer heterosexual, lo mejor es que nos expresemos mediante susurros, y si es hombre, lo más vivo y nítido posible.
En caso de que futuros estudios respalden las hipótesis de los investigadores y encuentren una asociación con las teorías de la evolución, se comprobaría que «la falta de claridad en el habla puede haber sido indicio de enfermedad para nuestros antepasados», como concluyó Stehr, lo que resultaría ser una extraordinaria influencia a la hora de escoger el sujeto más óptimo para la reproducción y el cuidado de los hijos. elconfidencial.com
