A pesar del sol abundante y de la riqueza nutricional de la dieta mediterránea, España enfrenta una preocupante carencia de vitamina D, un fenómeno que los especialistas han calificado como una “epidemia silenciosa”.
La doctora María Cortés Berdonces, coordinadora del Grupo de Metabolismo Mineral y Óseo de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), explica que esta situación tiene múltiples causas. Aunque se asume que el clima español favorece la producción natural de esta vitamina, factores como la latitud geográfica, el uso de protectores solares y el escaso consumo de alimentos fortificados están limitando su síntesis.
“España está por encima del paralelo 35ºN, lo que reduce la capacidad de producción de vitamina D durante el invierno y la primavera. Además, en verano, las altas temperaturas llevan a muchas personas a evitar el sol o a usar bloqueadores que impiden su síntesis”, señala Cortés. También recuerda que solo un 10% de la vitamina D se obtiene a través de la alimentación, y en España se consumen pocos alimentos enriquecidos con este nutriente.
¿Por qué es tan importante la vitamina D?
La vitamina D es clave para múltiples funciones del organismo. Ayuda a absorber el calcio, esencial para la salud ósea, y previene enfermedades como la osteoporosis. También es necesaria para el buen funcionamiento muscular, neurológico e inmunológico.
Cifras preocupantes
La especialista señala que más del 80% de los mayores de 65 años en España presentan niveles por debajo de 20 ng/ml, el umbral mínimo recomendado. Incluso el 40% de los adultos más jóvenes también muestra concentraciones deficitarias. “Este fenómeno no es exclusivo de España, sino que se repite en muchos países mediterráneos y se considera un problema de salud pública a escala mundial”, afirma.
Cómo saber si falta vitamina D
El valor que se mide en sangre es la 25-hidroxivitamina D (25OHD). Según los estándares habituales:
- Déficit: menos de 20 ng/ml
- Insuficiencia: entre 20 y 30 ng/ml
- Valor adecuado: más de 30 ng/ml
La falta de esta vitamina suele pasar desapercibida, ya que en la mayoría de los casos no hay síntomas evidentes. No obstante, en deficiencias severas pueden aparecer problemas como raquitismo en niños, osteomalacia en adultos, dolor óseo, debilidad muscular y mayor riesgo de fracturas o caídas.
¿Cómo mejorar los niveles?
Cortés divide las estrategias para mantener niveles saludables en tres pilares:
- Exposición solar moderada: de 10 a 15 minutos diarios en brazos y rostro durante primavera y verano. En personas mayores puede ser necesario más tiempo, siempre evitando quemaduras.
- Dieta rica en vitamina D: incluir pescados azules (salmón, sardinas, caballa), yema de huevo, hígado, lácteos fortificados, champiñones y setas.
- Suplementación: en personas mayores, pacientes con enfermedades crónicas, obesidad u osteoporosis, se recomienda la suplementación bajo control médico.
Este déficit, que avanza en silencio, recuerda que ni el clima ni la tradición gastronómica bastan por sí solos. La prevención, el diagnóstico y una estrategia integral son esenciales para combatir esta carencia nutricional.