El auge de los tratamientos estéticos ha llegado a las nuevas generaciones, y cada vez más jóvenes se interesan por mejorar su apariencia. Pero ¿cuál es el mejor momento para empezar? La dermatóloga Soledad Sáenz Guirado, miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la AEDV, tiene la respuesta: entre los 35 y 40 años, cuando comienzan los signos reales del envejecimiento.
Sin embargo, advierte que la obsesión estética está afectando a adolescentes y veinteañeros, especialmente por la presión de las redes sociales. Aunque en general se acercan por rutinas suaves de cuidado diario, Sáenz señala que muchas veces el enfoque se vuelve excesivamente perfeccionista: “Ven una imperfección y van con lupa a buscarse más”.
Tratamientos invasivos: ¿cuándo sí?
En cuanto a opciones más invasivas como bótox o ácido hialurónico, la experta asegura que su uso empieza a ser más común a partir de los 30 o 35 años. El bótox es temporal y no deja huella tras su efecto, mientras que el ácido hialurónico sí requiere mantenimiento, aunque en pacientes jóvenes se usa con menor frecuencia y en dosis más suaves.
Mejor prevenir que reparar
Sáenz destaca que comenzar de forma gradual y natural antes de los 40 años es más efectivo que esperar a los 55 o 60, cuando los signos del envejecimiento están más marcados y se necesitan tratamientos más intensivos. “Empezar pronto, con poco y con cabeza, da mejores resultados a largo plazo”, resume.
No todo está relacionado con la edad. En los más jóvenes, muchos procedimientos —como el aumento de labios o los retoques nasales— responden más a cuestiones anatómicas que al envejecimiento.
Redes sociales y estética: una mezcla delicada
La dermatóloga también advierte sobre la influencia de las redes sociales y los nuevos estándares de belleza, como el efecto “pillow face”, que aparece cuando se abusa de los rellenos y se pierde la naturalidad del rostro. No obstante, insiste en que, si los tratamientos se realizan con moderación, buenos productos y profesionales capacitados, pueden ayudar a envejecer mejor sin dejar huellas negativas.
Riesgos reales
Por último, Sáenz llama la atención sobre la mala regulación del sector: hoy en día, cualquiera puede comprar productos estéticos por internet, sin control ni trazabilidad. Esto puede tener consecuencias graves como infecciones o necrosis por mala aplicación del ácido hialurónico. “Es vital acudir a profesionales calificados y centros seguros”, concluye.