Un análisis del Colegio de Químicos de Puerto Rico explica cómo la música del artista activa neurotransmisores que provocan placer y sentido de pertenencia
SAN JUAN, PUERTO RICO – ¿Cuál es el secreto detrás del éxito imparable de Bad Bunny? La ciencia parece tener la respuesta. Un estudio presentado esta semana por el Colegio de Químicos de Puerto Rico (CQPR) afirma que las canciones del artista puertorriqueño estimulan reacciones químicas en el cerebro que generan bienestar, euforia y conexión emocional en sus oyentes.
El análisis reveló que los temas del llamado “Conejo Malo” provocan la liberación de dopamina, serotonina y oxitocina, neurotransmisores asociados al placer, la felicidad y los lazos sociales. Esta respuesta bioquímica no solo hace que las personas disfruten de su música, sino que también crea un fuerte sentido de comunidad entre sus seguidores.
“La gente no solo baila cuando escucha a Bad Bunny, también se conecta bioquímicamente. La química cerebral explica por qué miles de personas se sienten tan profundamente vinculadas a sus conciertos y canciones”, explicó María Santiago Reyes, integrante del CQPR.
El estudio también analizó el posible impacto del tour “No me quiero ir de aquí”, compuesto por 30 conciertos que el artista ofrecerá en Puerto Rico. Los investigadores anticipan que cada presentación generará una experiencia colectiva cargada de emociones positivas, reforzando el fenómeno cultural que rodea al cantante.
Este descubrimiento añade una nueva dimensión al fenómeno musical de Bad Bunny, cuya influencia no solo se limita a los charts, sino también al estado de ánimo y bienestar de millones de personas. Según el CQPR, su música actúa casi como una fórmula terapéutica: motiva, une y eleva emocionalmente.
Con millones de reproducciones en plataformas digitales y conciertos agotados en todo el mundo, Bad Bunny no solo lidera la industria urbana, sino que ahora también cuenta con una explicación científica para su magnetismo global.