Un estudio reciente ha revelado un incremento significativo de los casos de listeriosis en mujeres embarazadas en los últimos 20 años, alertando sobre las graves consecuencias que esta infección puede provocar en el feto y en el recién nacido. La investigación, realizada por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y publicada en Journal of Infection and Public Health, señala que casi uno de cada cinco embarazos afectados termina en un desenlace adverso.
La listeriosis, causada por la bacteria Listeria monocytogenes, se transmite principalmente por alimentos como lácteos no pasteurizados, embutidos, carnes frías y frutas o verduras mal lavadas. Si bien en personas sanas la infección puede pasar desapercibida o generar síntomas leves, en embarazadas puede derivar en meningitis, aborto espontáneo, muerte fetal o parto prematuro.
Entre 2000 y 2021, se identificaron en España 540 casos de listeriosis en embarazadas y 450 en recién nacidos, con un total de 146 desenlaces fatales. El estudio revela que el riesgo de muerte intrauterina es 17 veces mayor en mujeres infectadas, y el de mortinato, 23 veces mayor. Además, el 59% de los bebés afectados nacieron prematuramente y casi un 10% falleció tras el parto.
La doctora Elena Vázquez, autora principal del estudio, subraya que aunque las madres suelen recuperarse, “las consecuencias para el feto pueden ser devastadoras, sobre todo si hay presencia de la bacteria en sangre o infecciones como la corioamnionitis”.
Los investigadores advierten que este problema de salud pública requiere acciones urgentes, incluyendo campañas de prevención, mejora en el diagnóstico precoz y políticas de vigilancia alimentaria más rigurosas.
Prevención en el hogar
Para reducir el riesgo de infección, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) recomienda:
- Evitar el consumo de lácteos no pasteurizados, pescados ahumados y embutidos refrigerados.
- Cocinar completamente los alimentos.
- Mantener la cadena de frío y respetar las fechas de caducidad.
- Aplicar buenas prácticas de higiene al manipular alimentos: limpiar superficies, separar alimentos crudos y cocidos, y conservar todo a menos de 5 °C.
El estudio concluye que reforzar la educación alimentaria entre embarazadas y profesionales sanitarios podría reducir significativamente el impacto de esta bacteria silenciosa pero letal.