Por Rob Waugh
Empresas de todo el mundo están compitiendo para crear “robots sexuales” que hablen, muñecas del amor con inteligencia artificial, tanto con forma masculina como femenina, que cuestan hasta 10 000 libras esterlinas (13 392 dólares).
Pero un nuevo informe advierte que los dispositivos en realidad podrían incrementar la explotación de las mujeres y empeorar la sensación de soledad de sus usuarios.
Algunos expertos han acogido positivamente las muñecas sexuales que hablan, sugiriendo que podrían ayudar a rehabilitar a los delincuentes sexuales e incluso a frenar las ETS.
Pero las profesoras Chantal Cox-George, de St George’s University Hospitals NHS Foundation Trust, y la profesora Susan Bewley, del King’s College de Londres, dicen que no existen evidencias de esos supuestos efectos negativos.

Ellas escriben lo siguiente en la revista BMJ Sexual & Reproductive Health: “Es arriesgado afirmar que el desarrollo de un mercado de robots sexuales llevará a una reducción de la violencia y de las infecciones, o que conducirá a una mayor explotación de las trabajadoras sexuales”.
“Todavía no se ha mostrado que las ‘necesidades’ de intimidad se vayan a satisfacer: la angustia podría empeorar. Mientras que un humano puede experimentar un deseo auténtico por un robot sexual, esa reciprocidad solo puede ser imitada de forma artificial”.
No existen evidencias de que los robots sexuales vayan a frenar la violencia contra las mujeres (Reuters).
“Alguna gente imagina un futuro sin tráfico de personas con fines sexuales, turismo sexual o comercio sexual. Se ha descrito un hipotético barrio rojo del futuro en el que se previene la propagación de enfermedades de transmisión sexual mediante la utilización de prostitutas robóticas fabricadas con fibras resistentes a las bacterias que sean enjuagadas para eliminar los fluidos corporales tras su uso. Esta hipotética situación cargada de buenas intenciones es demasiado optimista”.
De hecho, el uso de estas muñecas podría llevar a los usuarios a explotar a los humanos, advierten los investigadores.
El escrito dice: “Es arriesgado afirmar que el desarrollo de un mercado de robots sexuales llevará a una reducción de la violencia y las infecciones, o que conducirá a una mayor explotación de las trabajadoras sexuales”.
Noel Sharkey, de la Fundación de Robótica Responsable ya había advertido con anterioridad que las máquinas podrían “cambiar completamente a la humanidad”.
En un nuevo documental titulado Sex Robots and Us, Sharkey dice: “Estamos haciendo estas cosas con máquinas porque podemos, y no realmente pensando en cómo esto podría cambiar por completo a la humanidad.
“Alguna gente ha sugerido que los robots sexuales crean una actitud de un sexo ‘demasiado fácil’ siempre disponible”.
“Esto podría arrebatarle sentido a nuestras vidas y convertirnos en zombis”.
El año pasado, un estudio científico descubrió que una cuarta parte de los millenials reconocieron que eran felices manteniendo relaciones sexuales con un robot.
En un estudio dirigido por la agencia francesa Havas, el 27 % de personas de 18 a 34 años tendría una relación con un robot. yahoo.com