14 de abril de 2025 – Redacción Bienestar
La Semana Santa, con sus celebraciones, dulces típicos y comidas familiares, puede parecer un obstáculo para quienes están en pleno plan de pérdida o control de peso. Sin embargo, dos especialistas en nutrición afirman que es posible mantener el equilibrio sin renunciar a los placeres de estas fechas. La clave está en adaptar las recetas tradicionales, evitar la culpa y enfocarse en el autocuidado, no en la perfección.
Disfrutar sin excesos: la receta del equilibrio
Leyre López-Iranzu, nutricionista de la Clínica FEMM, y Cristina Petratti, miembro de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), coinciden en que Semana Santa no tiene por qué convertirse en una amenaza para los hábitos saludables. “No se trata de seguir en modo dieta todo el tiempo, sino de flexibilizar, disfrutar con conciencia y retomar los buenos hábitos sin culpas”, señala López-Iranzu.
Durante los días festivos, es normal que cambien los horarios y aparezcan comidas más copiosas, pero mantener una alimentación ordenada y moverse más —aunque solo sea caminando— puede marcar la diferencia.
Platos tradicionales, versiones más saludables
¿Y qué hacer con los platos típicos de la temporada, como los potajes o las torrijas? Según López-Iranzu, se pueden disfrutar con algunas adaptaciones:
- Potajes y sopas: se pueden aligerar añadiendo más verduras y usando menos aceite, sin perder su sabor ni valor nutricional.
- Torrijas: prepararlas al horno, con leche desnatada o vegetal, menos azúcar y pan integral, es una forma deliciosa de reducir calorías.
- Chocolate y dulces: optar por chocolate negro en porciones pequeñas o postres caseros como compotas sin azúcar, yogur con canela o fresas con cacao puro.
“Si un día decides comer el plato tradicional tal cual, no pasa nada. Lo importante es disfrutarlo con tranquilidad y seguir cuidándote después”, recuerda la nutricionista.
Cuidarse sin castigarse
Cristina Petratti enfatiza la importancia de no convertir la alimentación en un campo de batalla. “La clave está en el equilibrio, no en la perfección. Comer con placer no es un error, es parte de una relación saludable con la comida”, asegura.
Entre sus recomendaciones destacan:
- No caer en la culpa: disfrutar un plato no significa perder el control.
- Moverse con gusto: pasear, bailar o estirarse son formas de mantenerse activo sin presión.
- Evitar prohibiciones estrictas: etiquetar ciertos alimentos como “prohibidos” solo aumenta la ansiedad.
- Comer con atención: practicar la alimentación consciente, saboreando cada bocado y escuchando al cuerpo.
El regreso a la rutina
Una vez finalizadas las vacaciones, ambas expertas aconsejan retomar los hábitos saludables con calma. Comidas frescas, buena hidratación, actividad física y horarios regulares son la fórmula para volver a la normalidad sin agobios.
“No es necesario hacer dietas extremas ni compensaciones. Lo más efectivo es retomar la rutina con constancia y amabilidad hacia uno mismo”, concluye López-Iranzu.
En resumen: Semana Santa puede disfrutarse sin descuidar la salud. Adaptar, equilibrar y no obsesionarse son las claves para mantener el peso sin renunciar a los momentos que importan.