El tomate, uno de los alimentos más populares en España, no solo es sabroso y versátil en la cocina, sino también un poderoso aliado en la prevención de enfermedades. Así lo confirma un reciente estudio que destaca sus beneficios frente al cáncer y otras afecciones, y revela cuál es la mejor forma de consumirlo para aprovechar al máximo sus propiedades.
Según datos de 2023, cada español consumió de media 11 kilos de tomate al año, lo que lo convierte en la hortaliza más consumida del país. Su riqueza nutricional es notable: está compuesto principalmente por agua y carbohidratos, pero destaca especialmente por su alto contenido en vitamina A, vitamina C y carotenoides, entre ellos el licopeno, un potente antioxidante.
El poder del licopeno
El licopeno es el pigmento natural que da al tomate su característico color rojo, pero también es el responsable de muchos de sus beneficios para la salud. Este compuesto ha demostrado tener efectos antioxidantes, antiinflamatorios y protectores frente a enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y ciertos tipos de cáncer.
Un metaanálisis reciente mostró que las personas con un mayor consumo de tomate presentan un 11% menos riesgo de desarrollar cáncer. Y ese porcentaje puede aumentar hasta un 24% en quienes tienen niveles más altos de licopeno en sangre. Además, se ha observado que cada aumento de 10 microgramos por decilitro de licopeno en sangre se asocia con una reducción del 5% en el riesgo general de cáncer.
Las asociaciones más significativas se han encontrado en los casos de cáncer de próstata y de mama, así como en la reducción del riesgo de mortalidad por cáncer en general.
¿Cuál es el mejor tipo de tomate?
El contenido de licopeno en los tomates varía según varios factores:
- La variedad: los tomates tipo pera concentran más licopeno.
- El grado de madurez: los tomates maduros tienen más licopeno que los verdes.
- El método de cultivo: los tomates cultivados al aire libre y madurados naturalmente en la planta son más ricos en este antioxidante.
¿Crudo o cocido? La clave está en cómo se prepara
A diferencia de muchas verduras, el tomate no pierde propiedades al cocinarse; al contrario, las potencia. El licopeno se absorbe mejor cuando el tomate se cocina, especialmente si se acompaña de aceite de oliva virgen extra. De este modo, preparaciones como el sofrito o los tomates al horno son formas ideales de consumirlo.
El calor rompe las paredes celulares del tomate, liberando el licopeno y facilitando su absorción. Por tanto, una salsa casera de tomate o un sofrito bien preparado puede ser más saludable que una ensalada cruda, al menos en términos de licopeno.
Otros beneficios del tomate
Además de su capacidad para reducir el riesgo de cáncer, el tomate ofrece otros beneficios:
- Ayuda a controlar la presión arterial: su consumo diario puede reducir el riesgo de hipertensión hasta en un 36%, según la European Journal of Preventive Cardiology.
- Tiene efectos antitrombóticos y antiinflamatorios.
- Disminuye el riesgo de osteoporosis.
- Protege la piel de los efectos del sol.
- Contribuye a la salud cognitiva, ayudando a prevenir el deterioro mental.
En conclusión, el tomate es mucho más que un ingrediente básico de la dieta mediterránea: es un verdadero escudo natural contra múltiples enfermedades. Y si lo cocinas con un buen aceite de oliva, su poder se multiplica.