La imagen del abuelo que tomaba una copa de vino diaria y vivió casi un siglo es una de las justificaciones más populares para defender los supuestos beneficios del consumo moderado de vino. Pero, ¿realmente beber un poco de vino cada día es bueno para la salud? La ciencia actual tiene una opinión muy clara: no hay consumo de alcohol que sea 100% seguro.
Durante años, el vino tinto ha sido asociado a la dieta mediterránea como una bebida “saludable” por su contenido en polifenoles, compuestos antioxidantes con potencial antiinflamatorio y cardioprotector. Sin embargo, los expertos advierten que esos beneficios también están presentes en otros alimentos como frutas, verduras o el aceite de oliva virgen extra, sin los riesgos que conlleva el alcohol.
Alcohol: de consumo saludable a consumo de bajo riesgo
“El concepto de ‘consumo saludable’ ha quedado atrás. Hoy hablamos de ‘consumo de bajo riesgo’, que no es lo mismo que ‘seguro’”, explica Hugo López, vicepresidente de Socidrogalcohol. Según afirma, cualquier nivel de ingesta de alcohol implica un riesgo para la salud, aunque sea bajo.
¿Y qué se entiende por bajo riesgo?
- Para hombres: hasta 20 gramos de alcohol al día (equivalente a unas 2 copas de vino o cañas de cerveza).
- Para mujeres: hasta 10 gramos al día (aproximadamente 1 copa), debido a diferencias biológicas en el metabolismo del alcohol.
Aun así, estas recomendaciones están bajo revisión y podrían volverse aún más restrictivas en el futuro, dada la creciente evidencia de los daños del alcohol, incluso en cantidades moderadas.
“Ni vino, ni cerveza, ni whisky”: el consenso médico
Miguel Marcos, del Hospital Universitario de Salamanca, advierte que no se puede justificar el consumo de vino tinto por encima de otras bebidas alcohólicas. “En otros países hacen exactamente lo mismo con el whisky o la cerveza. Todo depende del contexto cultural, pero los datos científicos son los mismos: cualquier tipo de alcohol entraña riesgos para la salud”, subraya el experto de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
Los riesgos de beber con frecuencia
Aunque el consumo moderado se considera de bajo riesgo, cuando se superan los 4 vasos diarios en hombres o 2,5 en mujeres, ya se habla de un consumo de alto riesgo. Además, hay grupos poblacionales en los que el alcohol debe evitarse por completo:
- Menores de edad.
- Mujeres embarazadas.
- Personas con antecedentes familiares de alcoholismo.
- Pacientes en tratamiento con medicamentos incompatibles.
- Quienes deban conducir o manejar maquinaria.
Enfermedades asociadas al consumo de alcohol
El alcohol no solo afecta al hígado, también puede ser desencadenante de:
- Trastornos mentales y del comportamiento.
- Cáncer (de boca, esófago, hígado, mama, entre otros).
- Cirrosis hepática y enfermedades digestivas.
- Problemas cardiovasculares.
- Daños al sistema nervioso central y periférico.
- Aumento de infecciones y complicaciones en el embarazo (como el síndrome alcohólico fetal).
Conclusión: la moderación no es inmunidad
En resumen, aunque el vino pueda tener ciertos compuestos beneficiosos, el alcohol en sí mismo sigue siendo una sustancia con riesgos claros para la salud, y su consumo diario —aunque sea en pequeñas cantidades— no está exento de consecuencias.
Por eso, los expertos recomiendan que quienes no beban alcohol no empiecen a hacerlo por sus supuestos beneficios, y que quienes sí lo hagan, limiten su consumo al mínimo y siempre dentro de un marco informado y consciente. La verdadera salud no se sirve en una copa.