Madrid — El queso, ese alimento milenario que ha acompañado a la humanidad desde que se domesticaron los primeros animales, puede ser un gran aliado en una dieta… siempre y cuando se escoja bien. Si estás intentando bajar de peso, no todo tipo de queso es igual de recomendable, y algunos pueden sabotear tus esfuerzos debido a su alto contenido calórico.
Según Fiorella Palmas Candía, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Vall D’Hebron y miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), las diferencias entre los quesos están marcadas por varios factores: el tipo de leche (vaca, cabra, oveja), el proceso de elaboración, la cantidad de agua y el tiempo de maduración.
La nutricionista Maite Aguas Ayesa, de la Clínica Universidad de Navarra, añade que el contenido de agua es clave: cuanto más agua tenga el queso, menos calorías por cada 100 gramos. De ahí que los quesos frescos —menos madurados— sean mucho más ligeros que los curados.
Entonces… ¿cuál es el queso más saludable para perder peso?
La respuesta es clara: los quesos frescos son la mejor opción. Entre ellos destacan:
- Queso de Burgos: 120-150 kcal por cada 100 g.
- Requesón (ricotta): 120-160 kcal.
- Mozzarella fresca: 200-250 kcal.
Estos tipos de queso tienen menos grasa, menos sal y un contenido más moderado de proteínas y calcio, lo cual los hace más adecuados si buscas reducir calorías sin renunciar al sabor.
¿El queso engorda?
No necesariamente. Aunque es cierto que muchos quesos son calóricos, también son saciantes, ricos en proteínas de buena calidad y en calcio biodisponible, lo cual puede beneficiar tu salud ósea. La clave está en no abusar de las cantidades y elegir opciones más ligeras.
«El queso no es un alimento prohibido en una dieta para adelgazar», asegura Palmas Candía. Solo hay que tener en cuenta su densidad energética. Por su parte, Aguas Ayesa recomienda combinarlo con otros alimentos saludables como pan integral o frutas, lo cual ayuda a moderar las porciones y sumar nutrientes esenciales.
¿Y qué pasa con los quesos curados?
Si estás a dieta, es mejor evitarlos o consumirlos muy ocasionalmente. Son los que más calorías concentran:
- Parmesano: 431 kcal.
- Cheddar: 403 kcal.
- Manchego curado: 380 kcal.
- Gouda: 356 kcal.
Además, suelen contener más grasa, más sal y, aunque son muy ricos en calcio y vitaminas como la A y K2, no compensan el aporte calórico si tu objetivo es perder peso. En personas con hipertensión, su alto contenido de sodio los convierte en una opción poco recomendable.
¿Qué hay de la lactosa?
Otra ventaja de los quesos curados es que tienen menos lactosa, lo que los hace más tolerables para personas con intolerancia. Sin embargo, si ese no es tu caso y estás más enfocado en perder peso, los frescos siguen siendo la mejor elección.
La conclusión
Los expertos coinciden: si estás a dieta, opta por quesos frescos y en cantidades moderadas. No hace falta renunciar al queso, sino aprender a elegir. Combínalo con alimentos sanos, cuida las porciones y evita los más calóricos… al menos de forma habitual. Así, podrás disfrutar de todo su sabor sin remordimientos.