Un nuevo tratamiento se perfila como opción no farmacológica eficaz frente a un tipo concreto de disfunción eréctil. Se trata de la radiofrecuencia, que permite abordar el problema conocido como fuga venosa. Esto es lo que dicen los expertos.
El tratamiento de la impotencia o disfunción eréctil ha tenido un enfoque eminentemente farmacológico en los últimos tiempos con el auge del uso de Viagra (sildenafilo) y el resto de medicamentos de la misma familia. Pero también existen algunas alternativas no farmacológicas (como dispositivos de vacío, prótesis de pene y ondas de choque) y se investigan nuevas opciones. La radiofrecuencia se perfila como nueva terapia no invasiva eficaz.
La radiofrecuencia es una técnica que utiliza corrientes eléctricas de alta frecuencia para generar calor. Cuenta desde hace años con numerosas aplicaciones médicas, en áreas como la dermatología, la medicina estética, la cardiología y la neurología. Por ejemplo, en dermatología se utiliza para aplicar calor en las capas profundas de la piel, provocando la contracción del colágeno existente y estimulando su renovación. En el campo de la cardiología se usa en procedimientos de ablación para tratar arritmias y los neurólogos la utilizan para combatir dolores crónicos y muy incapacitantes, como la neuralgia del trigémino.
Así actúa la radiofrecuencia
En el tratamiento de la disfunción eréctil, la aplicación de radiofrecuencia tiene como objetivo primordial atajar lo que se conoce como fuga venosa, que provoca erecciones breves e insuficientes para poder mantener relaciones sexuales plenas. “La fuga venosa es el escape de la sangre del pene durante la erección que se produce por el deterioro, muchas veces ligado a la edad, del denominado mecanismo venooclusivo (MVO)”, explica Eduard García Cruz, urólogo en el Instituto de Urología Serrate Ribal y ROC Clinic.
En el correcto funcionamiento del mecanismo venooclusivo juega un papel fundamental la túnica albugínea, que es la capa interna de tejido que da al pene elasticidad y su forma cilíndrica. Esta capa es crucial para mantener la rigidez de las erecciones porque es la encargada de ocluir el flujo venoso de salida del pene, reteniendo la sangre en su interior.
Lo que se pretende con la radiofrecuencia es promover la regeneración de las fibras de colágeno y elastina de la túnica albugínea, promoviendo así el buen funcionamiento del mecanismo venooclusivo.
Un estudio publicado el año pasado en la revista International Journal of Impotence Research muestra resultados positivos con un protocolo de tratamiento con radiofrecuencia en la gran mayoría de los 32 hombres con disfunción eréctil que participaron. No se registró ningún efecto secundario y los participantes calificaron el dispositivo utilizado, denominado Vertica, para administrar las ondas de radiofrecuencia como muy cómodo, simple y fácil de manejar.
Un tratamiento prometedor
Según expone Ignacio Moncada, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela (Madrid) y uno de los mayores expertos de España en el tratamiento de la disfunción eréctil, “la radiofrecuencia es un tratamiento relativamente moderno, que ha aparecido hace poco tiempo y del que realmente tenemos poca experiencia”. De hecho, “en las guías clínicas no hay todavía ningún tipo de recomendación porque su uso es muy reciente”.
En opinión del urólogo, “es una terapia prometedora, pero todavía no constituye una realidad plena porque aún no hay suficiente evidencia sobre su eficacia”. No obstante, resalta que “parece que tiene un cierto efecto beneficioso sobre un tipo particular de pacientes, que son los que tienen lo que llamamos fuga venosa, en la que el problema es que no pueden tener una buena erección porque la sangre no se atrapa bien en el pene”.
En estos casos, la estimulación sexual produce la dilatación arterial necesaria para llenar de sangre el pene y con la suficiente presión. Sin embargo, la erección no se mantiene hasta el final de la relación sexual porque la sangre se escapa del pene.
Este problema de falta de oclusión venosa o fuga venosa ocurre sobre todo, según Moncada, “en pacientes jóvenes que vienen a nuestras consultas con problemas de erección”. En cambio, en las personas mayores los problemas de disfunción eréctil suelen tener su origen en la patología arterial, que está ocasionada por los factores de riesgo vascular (fumar, la edad, el colesterol, diabetes), que en el pene se traduce en un deficiente llenado de sangre.
En todo caso, la fuga venosa también aumenta con el envejecimiento. Sea cual sea su causa, la disfunción eréctil aparece con mayor frecuencia en hombres de más de 40 años. Entre los 40 y los 70 años, se ha comprobado que 30 de cada 100 varones sufren algún problema de este tipo, que puede ser más o menos grave.
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