Cada vez más personas incorporan el sexo oral como parte habitual de sus relaciones íntimas. Según la socióloga y sexóloga Cecilia Bizzotto, más del 70% de la población mundial lo practica con regularidad. El motivo es claro: se trata de una de las formas más placenteras de conectar sexualmente con la pareja, independientemente de si hay o no penetración.
Además del disfrute, esta práctica ofrece beneficios concretos: en el caso de las mujeres, por ejemplo, recibir sexo oral aumenta notablemente la posibilidad de alcanzar el orgasmo, algo que muchas veces es más difícil únicamente con penetración vaginal.
Pero ¿cómo hacerlo bien? Aunque no hay una fórmula universal, los expertos ofrecen algunas recomendaciones para mejorar la experiencia:
En hombres: se sugiere usar la lengua para recorrer todo el pene y los testículos, evitar el contacto con los dientes, jugar con el ritmo y la presión, y combinar la boca con las manos para una estimulación más completa.
En mujeres: es clave evitar comenzar directamente por el clítoris, alternar movimientos suaves con distintos ritmos, variar la presión, y usar las manos para estimular otras zonas del cuerpo. La comunicación —verbal o a través de gestos— es fundamental para saber qué agrada o no a la pareja.
Precaución y seguridad
Aunque el sexo oral es placentero, también puede conllevar riesgos. Muchas infecciones de transmisión sexual (ITS), como herpes, sífilis, gonorrea, clamidia o el virus del papiloma humano (VPH), pueden transmitirse por esta vía. Por eso, los especialistas recomiendan el uso de preservativos y barreras de látex, así como una buena higiene íntima para mayor comodidad y protección.
En definitiva, el sexo oral es una práctica muy extendida que puede enriquecer la vida sexual de manera significativa, siempre que se realice con consentimiento, comunicación y cuidado.