Aunque parezca increíble, algunas personas con demencia avanzada experimentan momentos breves de claridad mental, donde se comunican con normalidad y reconocen a sus seres queridos. A este fenómeno se le llama lucidez paradójica y, aunque poco documentado, ha sido observado por numerosos profesionales de la salud.
Casos como el de Lucía, una mujer con Alzheimer que, tras años de silencio, llamó a su hijo por su nombre con total claridad, revelan que la conexión con la realidad no siempre se pierde del todo.
Según el geriatra José Manuel Marín-Carmona, estos episodios pueden reflejar una capacidad cognitiva residual que no siempre se reconoce. “Algunos pacientes, pese a un deterioro profundo, mejoran su respuesta cuando interactúan con ciertas personas”, afirma.
Una encuesta internacional en centros geriátricos y de cuidados paliativos identificó 124 casos de lucidez paradójica. La mayoría de estos pacientes se encontraban desconectados del entorno antes del episodio, pero durante él, el 79% mostró claridad mental y capacidad de comunicarse.
Un dato que llama la atención es que casi la mitad de los pacientes fallecieron dentro de las 24 horas siguientes al episodio, y otro 23% pocos días después. Esto ha llevado a los expertos a relacionar la lucidez paradójica con la llamada lucidez terminal, que puede aparecer poco antes de la muerte.
Aunque aún no se conocen con exactitud las causas, se barajan teorías sobre la reactivación temporal de redes neuronales por estímulos emocionales intensos. Es posible que la conexión con personas significativas o situaciones emotivas activen vías cerebrales que parecían inactivas.
Para Marín-Carmona, estos episodios tienen implicaciones médicas y éticas importantes: “Una persona con demencia nunca deja de ser quien es. Puede que no recuerde, pero sigue siendo la misma”. Por ello, insiste en la necesidad de ofrecer cuidados personalizados, centrados en la historia y los gustos de cada individuo.
La lucidez paradójica, aunque breve, es un recordatorio del valor de la conexión emocional y del respeto a la identidad de las personas que viven con demencia.