Moscú, Rusia – El presidente Vladímir Putin presidió este jueves 9 de mayo el desfile militar en la Plaza Roja de Moscú con motivo del 80.º aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. El acto, cargado de simbolismo, fue utilizado por el mandatario ruso para reforzar su narrativa sobre la actual ofensiva militar en Ucrania, apelando al patriotismo y a la memoria histórica del pueblo ruso.
“Hoy todos estamos unidos por sentimientos de orgullo, gratitud y memoria hacia quienes aplastaron al nazismo y entregaron su vida por la libertad de la humanidad”, expresó Putin, quien enfatizó que “Rusia ha sido y seguirá siendo una barrera indestructible contra el nazismo”.

Durante su discurso, Putin evitó mencionar directamente la guerra en Ucrania, pero insistió en que los soldados rusos actuales están cumpliendo una misión “histórica y justa”, trazando una línea directa entre la victoria soviética en 1945 y la operación militar iniciada en 2022.
Junto a Putin estuvo el presidente de China, Xi Jinping, en una muestra de respaldo internacional al Kremlin en medio de crecientes tensiones con Occidente. La visita del líder chino refuerza los lazos entre ambas potencias, que comparten una postura crítica hacia la expansión de la OTAN y el orden mundial liderado por Estados Unidos.
Más de 183 unidades de equipo militar desfilaron por la Plaza Roja, incluyendo tanques históricos como el T-34, modernos sistemas de artillería, drones y misiles intercontinentales. Las tropas incluyeron a soldados que actualmente combaten en Ucrania, condecorados por su «valentía y entrega».
El despliegue incluyó lanzadores del sistema de misiles Yars, tanques T-90M, drones Lancet y sistemas de defensa aérea S-400, además de vehículos blindados de evacuación Linza y cazas Su-30 que tiñeron el cielo con los colores de la bandera rusa.
Putin también recibió a más de una decena de líderes extranjeros en una cena oficial en el Kremlin el 8 de mayo, como parte de las actividades internacionales en torno a la efeméride, que se extenderán hasta el 10 de mayo.
Durante el evento, el presidente ruso remarcó que “la memoria de nuestros héroes y mártires debe guiarnos en el presente”, en alusión a la actual coyuntura bélica. Agregó que “la soberanía y la dignidad de Rusia no son negociables”.
La participación de Xi Jinping es vista por analistas como un gesto diplomático importante, en momentos en que Moscú se encuentra cada vez más aislado en el ámbito internacional por su guerra en Ucrania.
La presencia de equipos de guerra modernos, combinada con los discursos de exaltación patriótica, refuerza la estrategia del Kremlin de movilizar el espíritu nacionalista como herramienta de cohesión interna.
Putin también lamentó que “en algunos contextos, la fe cristiana y nuestra historia son ridiculizadas o ignoradas”, lo que interpretó como una amenaza cultural que requiere firmeza y unidad.
Finalmente, el líder ruso concluyó su intervención subrayando que “Rusia jamás renunciará a sus valores ni a la memoria de sus héroes”, dando por sentado que la ofensiva en Ucrania continuará en el marco de lo que él considera una lucha contra “nuevas formas de nazismo”.
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