La naranja, esa fruta cítrica que reina en muchos desayunos españoles, especialmente en forma de zumo, va mucho más allá de ser solo una opción refrescante y sabrosa. Según nutricionistas, incorporarla diariamente a la dieta —preferiblemente entera— puede traer grandes beneficios para la salud.
Aunque el zumo de naranja natural es parte esencial del desayuno mediterráneo, las especialistas en nutrición Cristina López y Jessyca Redondo coinciden en que su versión entera es la mejor aliada. “Conservar la fibra es clave”, explica López, quien dirige el Departamento de Nutrición y Farmacia en la Universidad Europea. Esto no solo regula el tránsito intestinal, sino que ayuda a evitar los picos de azúcar en sangre.
Redondo, miembro del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana, añade que la fruta entera mantiene intactos minerales, polifenoles y vitamina C, mientras que el zumo pierde parte de esos nutrientes y provoca una absorción más rápida de azúcares, lo que reduce la saciedad y puede alterar el apetito.
Los beneficios diarios de comer naranja
Consumida diariamente, la naranja refuerza el sistema inmunológico, mejora la salud cardiovascular y ayuda en la digestión, según las expertas. La vitamina C que contiene es esencial para la producción de colágeno, la absorción del hierro y la protección contra infecciones.
Pero hay más:
- Antiinflamatoria: Ideal para contrarrestar dietas ricas en grasas y azúcares simples.
- Aliada contra la anemia: Favorece la absorción del hierro, especialmente útil en casos de anemia ferropénica.
- Amiga del corazón: Sus flavonoides y antioxidantes mejoran el colesterol y la salud arterial.
- Regula la presión: El potasio que contiene ayuda a relajar los vasos sanguíneos.
- Contra el estreñimiento: Su fibra previene problemas digestivos y mantiene estables los niveles de glucosa.
¿Y la cáscara?
La parte más ignorada de la naranja también tiene su poder. “Contiene flavonoides como la hesperidina y aceites esenciales con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias”, apunta López. La recomendación: usarla rallada, en infusiones o postres, siempre con frutas bien lavadas o de cultivo ecológico.
Así que, si alguna vez te has preguntado si vale la pena comer naranjas todos los días, la respuesta es un contundente sí —pero mejor con cuchillo que con exprimidor.