El aceite de coco ha ganado protagonismo tanto en la cocina como en el mundo de la cosmética, gracias a su sabor característico y sus múltiples beneficios. Sin embargo, su consumo debe hacerse con moderación, especialmente por su alto contenido en grasas saturadas.
Según la doctora en medicina y especialista en nutrición deportiva, Cristina Petratti, el aceite de coco es un aceite vegetal que destaca por su resistencia al enranciamiento, gracias a su elevado contenido en grasas saturadas y ácido láurico. Esto le permite mantenerse estable hasta por seis meses a temperatura ambiente sin perder sus propiedades.
¿Qué tipo de aceite de coco es mejor?
Rocío Bueno, del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad Valenciana, explica que el aceite puede encontrarse en versiones refinadas, usadas principalmente en la industria alimentaria, y en su forma virgen extra, recomendada para el consumo humano por mantener más nutrientes. El aceite de coco virgen extra se obtiene mediante prensado en frío de la pulpa del coco, sin intervención química, y solo se filtra para eliminar impurezas.
Origen y proceso de extracción
El aceite de coco se obtiene de la copra, la pulpa blanca del fruto del cocotero (Cocos nucifera), cultivado principalmente en Filipinas, Indonesia y Kenia. Durante su proceso industrial, la fruta se seca, almacena y luego se tritura. En muchos casos se utilizan químicos para mejorar la consistencia y apariencia del aceite, que posteriormente se refina y envasa.
Aunque su origen exacto es incierto, se sabe que el aceite de coco se popularizó en Filipinas tras la Segunda Guerra Mundial debido a su alto valor calórico, y que su uso en la alimentación y cosmética se remonta a siglos atrás en regiones de Asia y América.
Usos culinarios y cosméticos
Versátil en la cocina, el aceite de coco puede utilizarse en frío, por ejemplo en ensaladas, o en preparaciones calientes como las de la gastronomía asiática. También es muy apreciado en repostería por su sabor dulce. Deportistas lo emplean en batidos y comidas por su aporte energético.
En el ámbito cosmético, es un ingrediente habitual en productos como jabones, cremas y champús. Rico en omegas, hidrata y fortalece la piel, actúa como desmaquillante natural y, gracias a sus propiedades antibacterianas y antifúngicas, es ideal para pieles sensibles o con tendencia al acné.
Precauciones en su consumo
Aunque algunos de sus componentes pueden elevar el colesterol «bueno» (HDL), también incrementa el colesterol «malo» (LDL), lo que podría derivar en problemas cardiovasculares si se consume en exceso. “No hay evidencia concluyente de que el aceite de coco sea perjudicial para la salud, pero su uso excesivo no es recomendable, especialmente en personas con enfermedades cardíacas”, advierte Petratti.
Bueno, por su parte, recalca que aún faltan estudios definitivos que confirmen beneficios para la salud con su consumo moderado, aunque cada vez hay más investigaciones que cuestionan el papel negativo generalizado de las grasas en la dieta.