Según los expertos de la Asociación Española Contra el Cáncer la primera señal o síntoma de la existencia de un melanoma con frecuencia es un cambio en un lunar existente. Te lo contamos con más detalle.
El melanoma es un tipo de cáncer de piel cuya incidencia no deja de crecer. Según diferentes estudios, “en España la tasa de incidencia de melanoma se sitúa en torno a 8,7 casos por 100.000 personas/año y recientemente se ha observado un aumento de esta incidencia, encontrándose incluso por encima del 2% anual. Por si fuera poco, la tasa de mortalidad se situaría en torno a 2,2 casos por cada 100.000 personas/año”.
El melanoma, informan desde la Asociación Española Contra el Cáncer, “es el nombre genérico de los tumores melánicos o pigmentados”. A pesar de que la mayoría de los melanomas “se originan en la piel también pueden aparecer en otras superficies del cuerpo (como la mucosa de la boca, del recto o de la vagina, o la capa coroides del interior de nuestros ojos)”, pero cuando aparece en la piel, la enfermedad se denomina “melanoma cutáneo”.
Como informan desde la AECC, “la primera señal o síntoma de la existencia de un melanoma con frecuencia es un cambio en el tamaño, forma, color, o sensación de un lunar existente”. Pero los melanomas también pueden aparecer “como un lunar nuevo, negro, o anormal y no suelen presentar molestias o síntomas añadidos en los primeros momentos de su aparición”.
Por eso es tan importante la autoexploración y saber cuándo acudir al dermatólogo ante una lesión potencialmente cancerígena. En este sentido, juega un papel importante la regla del ABCDE de los lunares.
Esta regla es tan simple como fijarnos en cinco indicadores de riesgo de padecer lesiones cancerígenas:
Asimetría: la mitad de un lunar se ve diferente de la otra.
Bordes: los bordes irregulares, mal definidos o borrosos.
Color: lunares particularmente oscuros o multicolores.
Diámetro: mancha mayor de más de cinco milímetros de diámetro.
Evolución: lunar que modifica su tamaño, forma o color y pica, se inflama o sangra.
Como indican desde la Sociedad Americana Contra el Cáncer, otras señales de advertencia son:
Una llaga o ulceración que no sane
Propagación del pigmento del borde de una mancha hasta la piel circundante.
Enrojecimiento o una nueva hinchazón más allá del borde del lunar
Cambio en la sensación (comezón, dolor a la palpación o dolor)
Cambio en la superficie de un lunar (descamación, exudación, sangrado, o la apariencia de una protuberancia o nódulo)
Cómo prevenir el melanoma
En cuanto a la prevención del melanoma, Marta González, médico adjunto especialista en Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología en Hospital Universitario Príncipe de Asturias, en Madrid, y dermatóloga en el Instituto Médico Ricart, lo tiene claro, ya que además de la visita regular al dermatólogo o comprender y aplicar la regla ABCDE de los lunares, se recomienda evitar la exposición solar sin protección solar.
“Dado que el principal factor de riesgo es la exposición solar se debe evitar la acumulación de la radiación ultravioleta y las quemaduras solares. Por ese motivo, se recomienda evitar la exposición solar prolongada, algo especialmente importante durante los meses de verano, en el que debe evitarse durante las horas centrales del día. Si esto no es posible, se recomienda el empleo de fotoprotección física en forma de sombrilla, sombrero, gafas de sol. Por otro lado, es recomendable la aplicación de fotoprotector solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) de al menos 50 y con protección frente a los rayos UVA media hora antes de salir al aire libre”.
Además, “se recomienda la aplicación de cantidades generosas de fotoprotector, así como replicarlo periódicamente cada dos horas o después del baño. Por otro lado, deben evitarse a toda costa las cabinas de bronceado”.
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